Personaje peculiar de los años sesentas, Cándido, representa una época de juventud de muchos que como nosotros andamos mordiendo el cencerro.
Cándido, murió hace un par de años. Todavía tuve el placer de saludarlo en la plaza Juárez, cuando mercaba sus famosos «tamarindos» enchilados.
Tenía su famosa refresquería junto a lo que ahora es los Helados Sultana, junto a la fotografía. Un galerón de lámina y madera que era el sitio de mayor interés en la calle 17.
La Pasadita, resfresquería en la famosa avenida Francisco I. Madero, que ha sido desde siempre el sitio más visitado por propios y extraños y que ahora con los llamados Libre 17,, ha rubricado su popularidad.
La Pasadita de Cándido fue el sitio obligado para los estudiantes normalistas y la clase media donde encontraron los mejores licuados y refrescos de la época.
La Pasadita, frente al palacio municipal un espacio de alegría juvenil, de ligue y discreto amorío, fue el lugar de encuentro, de la cita ocasional a cielo abierto. Significa el lugar de honradez y buenas costumbres ya perdidas por desgracia. Cándido, fabricaba sus tamarindos enchilados que eran la gracia para niños y jóvenes. Preparados ricamente, que a la vez se compartían con un licuado de piña o plátano y una deliciosa Coca Cola, si es que podemos llamar delicia a los refrescos que nos traen de la cola.
Sonriente, respetable, cuidadoso, Cándido atendió su floreciente negocio por varias décadas hasta que llegaron otros espacios con instalaciones que le robando la clientela.
Hombre trabajador, honrado,Cándido fue un ícono en la ciudad. Símbolo de un lugar de alegría y bienestar, espacio para los muchachos y muchachas de aquellos días y que hoy han pasado a la tercera y cuarta edad y muchos de estos jóvenes ya mordieron el polvo.
Figura popular, Cándido es recordado, como un buen amigo, un magnífico ciudadano que pudo haber hecho fortuna por su exitosa refresquería La Pasadita.
Nota; si algún lector tiene una fotografía de Cándido en su refresquería La Pasadita, se la encargo para mi nuevo libro Personajes de mi Ciudad.
Como también agradecería una fotografía de Tarura, otro gran persona de Victoria.