Tres taxistas tres. Poco se habla de los trabajadores del volante. Esos que abordan las calles entre tumbos y riesgos pero que se joden día y noche. Cuando viajo fuera de la ciudad me gusta charlar con los taxistas, siempre bien informados en las ciudades. Los hay cuiscos, cultos, vivos y pilluelos, según el caso.
Los hay, me ha tocado progenitores de profesionistas de abolengo, y los hay algunos patrones de flotillas de autos y que laboran por el gusto de ser chafiretes. Quiero recordar a “Gilito”, un magnífico chofer, como se les llamaba, “Chofer de Sitio”, siempre presto con su carrito en el 15 Juárez, allí, el famoso Sitio Juárez donde aún se conserva el antiguo anuncio laminado con foco dentro.
Gilito, fue el chofer predilecto del licenciado Francisco Gojón, pues era el que nos llevaba al rancho “El Tirón Parejo y Aquí me Apeo” por la vieja carretera a Mante. Y digo nos llevaba porque siempre me pegué con mis amigos, Héctor y Federico Gojón en las andadas al rancho. Bajito, gordito, pelo cano, Gilito fue un amable y cortés chofer.
Muy famoso fue la Pelota Pumarejo, hermano de Licha Pumarejo. Solía asentarse en la Plaza Juárez y en ocasiones satelital, donde cayera. La Pelota, su mote lo indica, era chaparrón y gordo muy redondeado. Risueño, pachanguero, La Pelota fue memorable como taxista en la región.
La Peluda, Lupe Castillo, siempre flotó en la Plaza de Hidalgo en la zona hotelera. Corpulento, alto, de nalgas anchas. La Peluda Castillo trabajaba en el día y en la noche cuando los tiempos eran seguros. Buenos hombres, magníficos choferes, que son bien recordados.
Nota; este artículo se lo dedico a Abel, un taxista que gusta leer de esta columneja. Gracias.




