CIUDAD DEL VATICANO.- En una fuerte condena contra corruptos e hipócritas, el Papa Francisco dijo que la Iglesia no tiene necesidad del dinero sucio de quienes explotan y humillan a los trabajadores.
«La Iglesia no tiene necesidad de dinero sucio, sino de corazones abiertos a la misericordia de Dios», afirmó el Papa en la audiencia de los miércoles en la Plaza de San Pedro.
Según Francisco, son escandalosas aquellas personas que piensan limpiarse la conciencia entregándole dinero a la Iglesia.
«Algunos benefactores de la Iglesia vienen con donativos, pero estos donativos son el fruto de tener mucha gente explotada, esclavizada o mal pagada», advirtió el Pontífice argentino, en tono indignado.
«Yo les diría: ‘¡Por favor, llévense sus cheques! ¡Quémenlos!'».
Haciendo referencia a la similar advertencia al pueblo judío, el Papa recordó lo comentado por el profeta Isaías.
«A Dios no le agrada la sangre de los toros o de los corderos, sobre todo cuando la ofrenda se hace con las manos sucias de la sangre de los hermanos», señaló.
En esta línea, Francisco volvió a hacer hincapié en la necesidad de una actitud más justa hacia los refugiados.
Con todo, aseguró que Dios perdona a quienes se arrepienten.
«Aunque sea el peor de los hombres o la peor de las mujeres. Tener un Padre así nos da esperanza, nos da confianza», aseveró.
Reconoce errores de la Iglesia
La Iglesia católica ha cometido errores enormes en el tema de los abusos sexuales, pero trabaja para remediarlos, declaró el Cardenal George Pell, responsable de Economía del Vaticano, interrogado por una comisión australiana que indaga sobre el problema.
«(La Iglesia) ha causado daños enormes en muchos lugares, ha decepcionado a los fieles?, dijo el prelado, quien la víspera mantuvo una video conferencia, desde un hotel romano, con la Comisión Real australiana para una Respuesta Institucional al Abuso Sexual de Menores.
Tras jurar ante la Biblia, el también ex Arzobispo de Melbourne y de Sidney reconoció que no estaba ?para defender lo indefendible?.
Interrogado sobre la respuesta de las instituciones ante abusos sexuales contra menores, el prelado señaló que ha terminado la época en la que la Iglesia era fuertemente propensa a dar por ciertos los desmentidos de los curas acusados.
En el pasado, reconoció, el instinto era el de proteger de la vergüenza a las instituciones?, más que a las víctimas.
Sin embargo, negó haber tenido conocimiento de los abusos cometidos por sacerdotes en la diócesis de Ballarat, de la que fue vice párroco entre 1973 y 1983 y asistente del Obispo Ronald Mulkearns.
También fue interrogado en relación a los abusos sexuales de curas de Melbourne cuando era el Arzobispo de esa diócesis, es decir, de 1996 a 2001.
Presentes en Roma estaban 14 víctimas, cuyo viaje desde Australia fue financiado por una recolección voluntaria de fondos.
Pell reconoció haber transferido de una parroquia a otra al cura pederasta Gerald Ridsdale, en vez de denunciarlo ante la Policía, lo que causó una catástrofe, pues el religioso continuó abusando de menores.
Actualmente encarcelado, ese cura fue condenado por 138 delitos contra 53 víctimas, entre las que estuvo su sobrino, presente este lunes en Roma y quien en el pasado acusó a Pell no solamente de haber ignorado las denuncias, sino también de haber intentado comprar su silencio.
En un comunicado difundido antes del interrogatorio, el responsable de Economía y Finanzas de la Santa Sede reiteró su apoyo al trabajo de la comisión australiana y prometió reunirse individualmente con las víctimas que llegaron a Roma.
El interrogatorio a través de una videoconferencia se hizo necesario luego de que el prelado argumentara problemas de salud que le impedían viajar a Australia.




