Y de trabajo. El sábado 5 de marzo se cumplieron 88 años de la construcción de uno de los puentes internacionales más peculiares del mundo, el Puente Colgante Miguel Alemán-Roma, Texas.
Estructura de gran belleza que sigue tan campante colgado a las nubes azules colmadas de pájaros sobre un Río que es Grande y Bravo, historia de dos pueblos hermanos celebran el gesto de amistad de una geografía trazada por el destino que transparenta la vida de región fronteriza mexicana como norteamericana.
La feliz estructura ha soportado el peso de los años y es hoy un monumento de dos raíces y culturas selladas por el tiempo.
En diáfana mañana y solemne ceremonia el alcalde de Miguel Alemán, Ramiro Cortez, y el Mayor de Roma, Roberto Salinas acompañados de sus comitivas se saludaron fraternalmente e intercambiaron presentes.
Previamente una caravana de habitantes de Roma y habitantes de Miguel Alemán, Mier, Camargo, confluyeron en medio del puente para cruzar esta amistad.
Acompañados del representante del C. Gobernador de Tamaulipas Egidio Torre Cantú, maestro Serafín Maya, Subsecretario de Ordenamiento Territorial.
El arquitecto Carlos Rugeiro director del Archivo Estatal, quien esbozo la historia del puente.
Emotivo discurso del Mayor Roberto Salinas, acompañado de notables de la ciudad de Roma, regidores, e iniciativa privada como el señor Benavides Guerra. Presentes también la familia del Ing. George Elmer, constructor del puente colgante.
Un puente de amistad y trabajo, distante de la demagogia de Donald Trump. Historia de dos pueblos en el arco de las fronteras de flecha al futuro.