Para enfrentar la inminente batalla electoral en Tamaulipas, el Partido Acción Nacional no establece límites entre el ayer y el presente.
En este escenario, su virtual candidato a gobernador, Francisco García, protagoniza ahora una serie de “amarres” con quienes se desempeñaron como funcionarios federales en los
sexenios foxista y calderonista, varios de los cuales aún conservan pequeños y medianos cotos de influencia en las áreas que manejaron. En especial, destacan en ese objetivo quienes controlaron en alguna etapa la principal herramienta oficial para obtener votos: los apoyos sociales.
Sí, me refiero a los que en los doce años de gobierno panista fueron delegados en el Estado de la Secretaría de Desarrollo Social. Sedesol por sus siglas.
Desde Lucía Irene Alzaga Madaria hasta Luis Alonso Mejía, sin olvidar a Javier Rangel Castillo, los ex titulares de esa dependencia federal han sostenido una serie de encuentros con el aspirante azul al Ejecutivo tamaulipeco, en donde se han definido las rutas de cada uno para rescatar a viejos operadores en ese terreno y reincorporarlos al trabajo
proselitista blanquiazul. Junto con ellos, docenas de militantes panistas semi olvidados están nuevamente saliendo a la luz pública.
Cuidado priístas. No es cualquier cosa lo que está haciendo Francisco Javier.
En su momento, los tres ex delegados fueron durante los dos gobiernos federales panistas, cabezas exitosas de la estrategia panista en Tamaulipas para coptar el voto a través del manejo faccioso de los recursos federales –técnicas electoreras aprendidas del mismo PRI– y conocen al dedillo los recovecos de esa Secretaría y –mucho ojo– los talones de Aquiles de la misma.
La confirmación más cercana de esa capacidad de operación es la derrota en 2012 en nuestro Estado, de Enrique Peña Nieto y el triunfo de Josefina Vázquez Mota, cuyo artífice fue precisamente Luis Alonso “Loncho” Mejía.
Pero… ¿En dónde nace la importancia actual de estos personajes?… ¿Acaso conservan esas figuras de ayer su eficiencia, ya sin el control de los apoyos que manipularon a placer? ¿No estará Francisco Javier García perdiendo la brújula al integrar a esos protagonistas?
Es obvio que ninguno de ellos tiene el mismo impacto en el presente, pero su trascendencia no radica en esa capacidad pretérita, sino en lo que líneas arriba expongo: en el conocimiento, hasta los huesos, de la estructura federal en esa Secretaría.
Lo anterior significa que todos los trucos, todas las técnicas de maquillaje, todo el manejo de recursos “bajo la mesa”, todo el andamiaje electorero que es usual en la Sedesol federal, son conocidos sin excepción por los tres ex delegados, por la sencilla razón de que son las mismas acciones que ellos llevaron a cabo.
Así, la estrategia panista en ese terreno se transparenta.
Con la estructura que está integrando, el PAN aplicará en esa Delegación un feroz operativo de seguimiento en las actividades consideradas clave para “sugerir” el voto. No habrá un solo rincón en donde no vigilen los movimientos de esa área, por una razón imposible de eludir: En el Estado, más de la mitad de los trabajadores de esa Secretaría que aún están ahí son de filiación azul. Ahí siguen todavía. ¿Cómo evitar esa contraloría virtual?
Y mire, tal vez los panistas no puedan impedir que en la Sedesol federal se repitan maniobras que ellos impulsaron y aprovecharon, pero con cientos de vigías adentro, podrían tener el nutriente que buscan para un objetivo prioritario: La judicialización del proceso.
Es difícil enfrentar al enemigo, pero cuando está adentro, es mucho más complicado…
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