CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Una noche de viernes, en el antro, un grupo de jóvenes canta a una voz: «Te estoy engañando con otra, no me vayas a colgar. Quiero que escuches los gritos, que la morra va a pegar. Así soy de sinvergüenza, no te vayas a enojar».
Con el paso de los años, la música regional ha fusilado a la audiencia con mensajes de explotación y abuso hacia las mujeres, bajo la forma de canciones urbanas.
La Secretaría de Salud a través del programa «Violencia sexual, de salud y de género», identifica la violencia sutil de género a través de la música, los refranes y la poesía.
Advierten que el fenómeno no es visible para la sociedad por ello la música se replica y hasta el momento no tienen propuestas para frenar la generación de esta inspiración.
Con un test aplicado a las usuarias que acuden a consulta a un centro médico de la Secretaría de Salud se han identificado a más de 5 mil usuarias violentadas en un universo poco mayor a las 50 mil mujeres que asiste a consulta.
Explican que esa propuesta para frenar esta violencia la dejarán a las feministas.
«Lo que sucede que no ha sido visibilizada la violencia por la sociedad porque es un sistema patriarcal en el que hemos estado caminando y en él hemos sido formadas y educadas, es una manera sutil de ejercer violencia que no se visibiliza, entonces las mujeres si estamos en la disco o los antros, cantamos aquellas canciones que se escuchan, sin darnos cuenta en realidad de los mensajes que se están dando, que nos están violentando y desacreditando a las mujeres.
Hay mucha música en la que se les hace referencia de forma desagradable y refuerzan la sumisión de las mujeres», explica Laura García, titular del programa «Violencia sexual, de salud y de género». Como sociedad nos resistimos a salir del sistema patriarcal en el que nos educaron, explica la titular de este departamento.
Detección de la violencia
Para detectar la violencia cada vez que una mujer acude a una consulta habitual en una de las clínicas de la Secretaría de Salud se le aplica un cuestionario para detectar la violencia intrafamiliar.
De este modo la usuaria se remite a un departamento de Trabajo Social o Psicología.
El programa de detección inició en el año 2005 y para el año 2011 comenzó la reeducación para víctimas y agresores a través de terapia grupal de manera vivencial.
Las mujeres trabajan con dos psicólogas mujeres y los varones con dos especialistas hombres.
A través de 25 sesiones, hombres y mujeres identifican la violencia que sufren o generan, incluída la violencia autoinfringida como el consumo excesivo de alcohol, fumar, uso excesivo de tacones altos y tomar riesgos.
Las terapias apoyan a los hombres a identificar los puntos en que generan la ira, una vez que la identifican aprenden a manejarla.
La estrategia se maneja sólo en Nuevo Laredo y Ciudad Victoria, atacando la prevención en estudiantes de Secundaria y Preparatoria.