Para mediados de 2018, año de la elección presidencial, el sonorense MANLIO FABIO BELTRONES andará cumpliendo los 66 años.
Un cachorro, si lo comparamos con las edades bíblicas de quienes ahora compiten por la Casa Blanca.
Pero un indudable veterano, si lo cotejamos con los 50 que por entonces tendrá LUIS VIDEGARAY, los 54 que ese mismo 2018 cumple MIGUEL ÁNGEL OSORIO y los 49 de ERUVIEL ÁVILA.
El fiel de la balanza, el presidente PEÑA NIETO, tendrá 52 en ese mismo ejercicio final de su régimen.
Y más que considerar las edades por sí mismas, importan los códigos de tipo cultural y grupal que la cercanía generacional representa. Es una cuestión de lenguaje, de vocabulario político, de intereses y hasta de gustos.
Eficaz como estratega, el actual presidente del CEN priísta fue incorporado al equipo de PEÑA NIETO en atención a su experiencia, sin olvidar que antes fue rival del mexiquense en la carrera presidencial.
Como jefe de la diputación tricolor se le reconocen sus tareas en San Lázaro durante el primer trienio legislativo.
Fue factor clave para la viabilidad del amplio paquete de reformas, discutido, aprobado y publicado cuando apenas se cumplían 20 meses de gobierno.
EL CEN, ¿TRAMPOLÍN?
Importante su fuerza, su experiencia y colmillo, el perfil de norteño entrón. Cabe preguntar si todo ello le alcanza para pujar por la nominación y si está en condiciones de hacerlo desde el liderazgo partidista.
Se recordará que para la elección de 2006, el tabasqueño ROBERTO MADRAZO dio el salto de dirigente a candidato presidencial.
Hecho que representaría un hito de primer orden si no fuera porque en ese tiempo el PRI estaba en la oposición y no había (como ahora) fiel de la balanza en Los Pinos.
Peor todavía, ya en calidad de candidato, ROBERTO perdió de manera ruinosa, quedando en tercer lugar, abajo de CALDERÓN y AMLO.
Se cumpliría así el presagio que a manera de advertencia le habían lanzado desde el TUCOM los gobernadores labastidistas. Podría arrebatar la interna pero nunca ganar la constitucional.
¿Quiere decir esto que MANLIO FABIO está fuera de la jugada?
Significa (más bien) que la decisión no se tomará en Insurgentes norte, como en tiempos de MADRAZO, sino en la oficina presidencial y ello cambia drásticamente la jugada.
Salvo que algún hecho inesperado sacudiese la vida política del país y mermara el control del presidente sobre su partido (salvo eso) todo indica que ENRIQUE PEÑA NIETO tiene mano absoluta en la sucesión del 2018.
Cuenta además con un quinteto de opciones leales de dónde escoger, pues amén de VIDEGARAY, OSORIO y ERUVIEL, podríamos incluir al líder cameral CÉSAR CAMACHO y al titular de la SET, AURELIO NUÑO.
Peñistas todos de hueso colorado que sin duda van a respetar la pauta sucesoria marcada por su jefe.
FACTOR DE PESO
Por supuesto, sería riesgoso si alguien interpreta de manera literal y se toma muy a pecho las palabras de PEÑA NIETO de que “hay que moverse para salir en la foto.”
Frase feliz de carácter más bien cosmético que no modifica un ápice el rigor de la disciplina interna.
Su estilo de ejercer el mando es bastante más ortodoxo de lo que muchos suponen y lo está demostrando en la selección de candidatos a gobernadores.
Y bueno, si (como vemos) BELTRONES no está en la lista del Presidente, su indudable fuerza tampoco debe ser subestimada. Tan importante su peso como aliado que como enemigo.
Podría fungir (por citar un escenario entre muchos) como factor de unidad en torno al próximo candidato presidencial, recibiendo por pago (como anillo al dedo) la Secretaría de Gobernación, donde ya fue subsecretario entre 1988 y 1991, a las órdenes de FERNANDO GUTIÉRREZ BARRIOS.
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