CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- El Cañón del Novillo, Los Troncones, el río Corona, la alberca de Tamatán, la recién clausurada Cantarranas en el San Marcazo 2016, la
Cueva del Indio y la poza de Los Pizarrines, a un costado del Tamux, fueron durante el siglo pasado los espacios donde los victorenses pasaban los primeros días calurosos de semana santa, justo después de la entrada de la primavera.
En ese tiempo los jóvenes hacían de cada poza del río San Marcos una alberca natural, los troncos de los árboles servían para columpiarse con un lazo y apostar por el mejor salto al agua.
Por aquel tiempo el río San Marcos era caudaloso, aún se apreciaban casas a la orilla de la calle Zaragoza, a la altura donde hoy se ubica la escuela primaria “Leona Vicario”, justo ahí iniciaba el barrio de Cantarranas y la poza más significativa del lugar es el manantial que a principios del milenio se rescató para sembrar bagre y practicar la pesca como un atractivo durante la semana mayor en Victoria.
Para llegar a las pozas, es necesario imaginar los alrededores del río San Marcos, antes de que estuviera desmontado y las veredas eran la única guía para localizarlas, quienes vivían en la parte oriente de Victoria, es decir hacia debajo de la calle Ocho, visitaban la poza de Los Pizarrines, un lugar que se puede situar a la altura de la loma que existe dentro del Jardín Anacahuita en el Parque Siglo XXI, por allá estaba también La Cueva del Indio y el Paredón, entre la calle Cinco y el puente.
Los de arriba, los que vivían de la Alameda al poniente, tenían más sitios para refrescarse, entre ellos nadar en el Puente Negro, El Olmo y otros espacios de difícil ubicación.
Y si alguien tiene recuerdos de esos sitios con seguridad desafió las recomendaciones de su madre de no acercarse al puente negro.
El peligro ahí era ir justo a mitad del puente cuando venía el tren. No había espacio para evadir la fuerza de un ferrocarril y cobró la vida de varios arriesgados.
La Peñita era un paseo familiar, al igual que el Cañón del Novillo, donde varias familias conservaban alguna propiedad y la compartían los domingos entre las gorditas “paseadas” y las gaseosas que entonces no tenían tan mala fama como en la actualidad.
En el año 1921, ya había visitas al tanque de almacenamiento de agua de la Hacienda Tamatán, propiedad aún de don Manuel González Hijo, ese espacio los victorenses lo convirtieron en alberca.
En el año 1944 se formó el comité Pro Albercas Tamatán que funcionó hasta el año 1963.
Ese tanque se utilizaba para nadar, luego se convirtió en una alberca y se dice que estaba situado al frente del Casino Tamatán, en la actualidad ese salón se ha convertido una sala de Taxidermia.
Y el resto de las pozas naturales del río San Marcos se secaron, al igual que el cauce del Cañón del Novillo.