BRASILIA, Brasil.- Luego de declarar que su primer mes en el cargo ha sido «la guerra», al Presidente interino de Brasil, Michel Temer, se le acumulan las batallas.
El jueves, el Ministro de Turismo Henrique Alves presentó su renuncia al ser mencionado, junto con una veintena de políticos –el propio Temer incluido–, en la declaración de un acusado en la investigación por el caso de corrupción de Petrobras, conocida como Lava Jato.
Se trata del tercer Ministro de Temer que cae por escándalos de corrupción desde que el Mandatario interino asumiera su puesto el pasado 12 de mayo.
En este caso, Sergio Machado, un ex senador del partido de Temer que estuvo encargado de la unidad Transpetro de Petrobras por más de una década, dijo que Alves solicitó unos 450 mil dólares en fondos para campañas, resultado del esquema de corrupción en la paraestatal.
Machado también aseguró que la constructora Queiroz Galvao realizó contribuciones a la campaña de Temer con fondos que provenían de un esquema de contratos irregulares.
Pese a que el Mandatario interino rechazó la acusación –la primera que lo vincula directamente con la trama–, ésta pone de manifiesto el caos que ha sembrado el caso Petrobras, en momentos en que Brasil atraviesa su peor recesión en décadas.
«Las denuncias de Lava Jato son dinamita pura, no se puede prever dónde pueden terminar», señaló Ricardo Caldas, politólogo de la Universidad de Brasilia.
Además, Río de Janeiro se alista para la celebración de los Juegos Olímpicos en menos de 50 días, entre retrasos en la construcción del metro, la amenaza del virus del zika, el repunte de la violencia y un recién declarado estado de emergencia financiera.
