CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- La Misión de San Antonio de Padua, en viejo Padilla, conocida como la iglesia de Viejo Padilla, terminó sus días. Los vestigios que ligan a Tamaulipas en la historia nacional, se han perdido. Sólo queda la memoria y las fuentes documentales.
En este mes de Julio se cumplen 192 años de la muerte de Agustín de Iturbide en la Villa de Padilla, el obelisco que da fe de aquel momento se trasladó a Nuevo Padilla, pero está en el olvido.
Hace un año la Sociedad Tamaulipeca de Historia, que preside Pedro Alonso Pérez, lanzó un desplegado en diversos medios de comunicación, solicitando apuntalar, lo que entonces quedaba de la Misión de San Antonio de Padua, sin embargo, no hubo respuesta de parte de las autoridades competentes, en este caso del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Delegación Tamaulipas, a cargo de Luis Carlos Torre Gómez.
Arquitecto Carlos Rugeiro, miembro de la Sociedad Tamaulipeca de Historia, comenta que otros países sin recursos económicos, como el caso de Cuba con interés de preservar su patrimonio edificado apuntalan las paredes para evitar que estas se vengan abajo ante diversos factores ambientales que tienden a destruirlos.
Sin embargo, el INAH hizo caso omiso pese a la denuncia que también hizo el Doctor Octavio Herrera.
El episodio que aconteció en Tamaulipas, remite a la memoria al fusilamiento del primer emperador de México, Agustín de Iturbide, el hombre que puso fin al sometimiento de los mexicanos bajo la corona española.
Fue declarado traidor y luego de su exilio en Europa, regresa para ser arrestado en Soto La Marina Tamaulipas y fusilado en la entonces capital de Tamaulipas, Villa Padilla.
El Maestro Juan Díaz, encargado de Patrimonio Documental y Bibliográfico del Instituto de Investigaciones Históricas, explica: “La joya de nuestros acervos es el Testamento de
Agustín Iturbide, el primer emperador.
Este documento fue encontrado en el Archivo de Soto la Marina, es un documento redactado antes de que fusilaran al emperador en ese tiempo el 12 de Julio de 1824, Está firmando a bordo del bergantin Spring, tal vez presintiendo que se podían desencadenar acontecimientos no gratos para él, como ocurrió redacta su testamento.
Está escrito en primera persona y no con el protocolo que se utilizaba, tal vez como militar él podía hacerlo”.
El testamento es un pliego de dos fojas y con su firma estampada, fue encontrado en el Archivo de Soto La Marina y se encuentra algo deteriorado, pero se guarda con todos los cuidados y recursos del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Autónoma de Tamaulipas.
El testamento de Iturbide desde el año 1963, no se exhibe.
“Iturbide llegó un 12 de Julio a nuestras costas, hay poco vestigio, el lugar donde se hospedó en Soto La Marina fue derribado hace pocos años, creemos que por ignorancia de parte de las autoridades que en su momento hicieron este daño al patrimonio histórico, en su lugar se encuentran instalaciones del DIF Municipal.
Era una casa pequeña de adobe, pajiza, pero era la casa original donde se hospedó Agustín de Iturbide”, dice Juan Guillermo Rubio Gomora, Cronista de Soto La Marina, quien narra la detención de Agustín de Iturbide en una población llamada “Los Arroyos”, que en la actualidad aún existe.
Le apresa Felipe de la Garza Cisneros, Comandante de Armas, él lo traslada hasta Soto La Marina y le hospeda en este sitio.
Ellos tenían un antecedente, Agustín de Iturbide siendo emperador le perdonó la vida a Felipe de la Garza, cuando este se sublevó.
Felipe dudó el fusilarlo como decía el decreto que proscribía de muerte a Iturbide y lo pone en manos del Congreso Mexicano recién creado en Padilla, Tamaulipas.
Le acompañaba en este viaje su esposa Ana María Huarte, su asistente personal Antonio Malo y su impresor.
“La Misión de San Antonio de Padua en la Villa de Padilla, es patrimonio irremplazable, es algo que no se puede volver a hacer se ha perdido uno de los edificios más emblemáticos de la historia de Tamaulipas, la Villa tuvo trascendencia nacional, por la muerte de Iturbide, era una las misiones de lo poco que se conservaba del Siglo XVIII en Tamaulipas.
Sacamos un desplegado como Sociedad de Historia en Tamaulipas, pero no hubo respuesta alguna. Yo cómo arquitecto entiendo que hay prioridades pero sé que se pueden hacer trabajos preventivos como el haberle apuntalado, y así se sostendría, y hubiera garantizado que no se hubiera venido abajo”.
Por ahora todo se derrumbó.