Más allá de la escandalosa derrota que el PRI recibió el 5 de junio pasado, cuando perdió 7 de 12 gubernaturas, en el tricolor el panorama pinta negro, bastante negro porque las dificultades económicas por las que atraviesa el país le limitan la operación en meses cruciales para la sucesión presidencial del 2018.
Así es mis queridos boes, a partir del 1 de octubre más de la mitad de los mexicanos serán gobernados por un partido distinto al tricolor, para más detalle unos 40 millones
estarán bajo gobiernos del PAN, más los que ya gobierna el PRD y los de Nuevo León que están bajo el mandato del independiente Jaime Rodríguez Calderón.
Pero eso es lo de menos, el asunto de los dineros es lo más grave para el PRI, porque sin recursos que operar, habrá menos manga ancha para aceitar las alicaídas maquinarias del tricolor, incluso en los estados donde es gobierno.
Tan solo en Tamaulipas habrá que ver quién paga rentas, nóminas, dádivas y demás. La semana pasada un priista de muchos años y de los que le entienden al manejo del partido en el estado me decía que se necesitan al menos 70 millones de pesos para que la enorme burocracia partidista funcione correctamente.
¿A caso alguno de los que suspiran por la dirigencia estatal sabe de dónde puede salir?, ¿a poco Geño, Baltazar Hinojosa o los otros que dicen están detrás de los que ya levantaron la mano les entregarían una chequera para esos menesteres?.
Eso en Tamaulipas, pero los problemas se multiplican para el tricolor en el país, porque entidades como Veracruz, Chihuahua, Durango, Quintana Roo y demás sufrirán de lo mismo.
Además la calamidad nacional, en lo que va del año ya se han anunciado dos recortes multimillonarios al presupuesto de egresos de la Federación, el último tras el Brexit por más de 31 mil millones de pesos.
Es decir, que habrá menos obras, algunas quedarán inconclusas, menos mantenimiento a carreteras, ya lo sufriremos acá en Tamaulipas y aunque no lo anuncien los programas sociales también van a tener un bajón.
Recordemos que es el presupuesto aquel histórico que había logrado Baltazar Hinojosa Ochoa, candidato a gobernador derrotado en tierras cuerudas.
Tijeretazos que se dan a poco menos de 24 meses de la elección para escoger al sustituto de Enrique Peña Nieto, a menos de 12 meses de la elección para gobernador del Edomex y Coahuila, entre otros, donde el PRI tiene también pruebas de fuego.
Por lo pronto, a esos 24 y 12 meses hay que descontar los seis que le quedan a este triste para el PRI 2016, porque lo más seguro es que si hay noticias seguirán siendo malas para su causa.
No se vislumbra que el tema económico mejore, porque el mundo no tiene por donde superar la tremenda crisis que nos afecta a todos.
No veo por ningún lado que el precio del dólar vaya a bajar, para que los que estamos cerca de la frontera nos reconfortemos un poco, más bien el pronóstico indica que pronto estaremos contando hasta 20 pesos para comprar un sólo dólar.
Pero además, por si los motivos para las mentadas de madre hacia el tricolor hicieran falta, en Hacienda Luis Videgaray y el próximo presidente del PRI y hasta hace unos días titular de la CFE nos advertían que teníamos que acostumbrarnos a las alzas en la energía eléctrica, como ya nos estamos acostumbrando a los de la gasolina.
Ambos energéticos eran de los que en el gobierno de Peña Nieto se había anunciado que no solo no volverían a aumentar, sino que bajarían de precio.
Entonces, el panorama negro para el PRI indica que a partir del 2017 tendrán 18 meses para convencer a la mayoría de los mexicanos de que nos conviene votar por ellos, para eso habrá que dar resultados en la economía, pero también en el tema de muchos de los estados del país como es la seguridad, esa que lacera, duele, ofende a millones.
No está sencillo para el tricolor, desde ahora las encuestas señalan que de continuar las cosas como hasta ahora lo más seguro es que dejen en poder, que ganaría López Obrador y otras que lo haría Margarita Zavala y que en PRI iría otra vez al tercer lugar.
Claro que también hay que decirlo que ya una vez el PRI fue echado de Los Pinos y que se levantaron de la desaparición que sus enemigos políticos les auguraban.
Si alguien logra que el tricolor logre levantarse, operar sin recursos, evitar que las pifias del presidente Peña Nieto les afecten más y nos convenzan a las mayorías de confiar otra vez, le deben colocar una estatua en el sitio que hoy ocupa el mismísimo Plutarco Elías Calles.
De ese tamaño es peso de lo que trae encima el tricolor, nubarrones negros se ciñen sobre su cielo y pese a ello en donde toman las decisiones lo siguen haciendo sin usar las neuronas.
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