Hace unos días caminaba por una calle en Leicester, Inglaterra, junto con dos compañeras de la Universidad después de asistir a un Congreso internacional sobre comunicación, íbamos con nuestros equipajes a la estación del tren, cuando un hombre joven que se dirigía en sentido contrario atrapó un pokémon virtual con su teléfono celular justo enfrente de una de mis amigas, nos dimos cuenta porque nos lo dijo y siguió caminando rápidamente para seguir su búsqueda.
Rara la experiencia, los pokémonos no los ves, no a simple vista, tienes que usar tu teléfono para lograrlo, es algo así como distinguir bichos a través de un microscopio.
También vi a un Picáchu caminando por las calles de esa misma ciudad inglesa, era alguien vestido con una botarga parecida al personaje, la foto que alcancé a tomarle me produjo risa, ahí estaba parado al otro lado de la calle viéndome, mientras su amiga se escondía para no salir en la fotografía.
Pero también vi cómo hay personas que se parecen a los pókemonos virtuales, a menos de que traigas la aplicación en tu celular para detectarlos, no los ves, pasan a tu lado, y como si no hubiese nada, no los tomas en cuenta. Son invisibles al ojo humano.
Así son los inmigrantes negros en Leicester, Inglaterra.
Los habitantes de esa ciudad, sean ingleses o personas de origen árabe o asiático, no voltean a ver a los inmigantes provenientes de países africanos. Los ignoran, como si no existieran.
La realidad es aún más chocante si, como me sucedió, pude presenciar dos pleitos a gritos y empujones entre dos migrantes y las personas que los rodeaban de origen inglés y musulmanes por su apariencia y vestimenta, hacían como que no escuchaban, ni los veían.
Igual que Carlos Salinas de Gortari con los perredistas cuando se plantaron a manifestarse en su contra en la explanada de Palacio Nacional. “Ni los veo, ni los oigo”, dijo.
Así justamente son los inmigrantes pobres en Inglaterra, son invisibles.
Así también son los muertos, los secuestrados y los desaparecidos en México.
Son invisibles, ya lo eran antes ante el gobierno, lo son más en el momento de esfumarse por diversas circunstancias.
Su presencia se limita a formar parte de una cifra, escalofriante por la cantidad de vidas segadas, 24 mil según el reporte del Instituto Nacional de Estadística en lo que va del año, lo que suma más víctimas que las registradas en el 2013.
El gobierno de Enrique Peña Nieto desplegó 30 mil militares en el territorio nacional, de los cuales según el informe Olivo del ejército, en Tamaulipas han muerto 113, el mayor número a nivel nacional.
En total durante nueve años hay 486 militares caídos, contra los miles de civiles asesinados en el presente año solamente tanto por las fuerzas armadas como por los grupos delictivos.
RODRIGO MEDINA A COMPARECER
Y en Nuevo León un juez le niega amparo al ex gobernador priista Rodrigo Medina quien deberá comparecer, igual que la ex alcaldesa panista Margarita Arellanes ante la presunción de corrupción y malos manejos de sus administraciones, ¿y en Tamaulipas? Nada, ni una triste averiguación por la descomunal deuda y los raquíticos resultados en materia de seguridad.
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