8 diciembre, 2025

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Laberintos del poder

¿Tiene tiempo?

Laberintos del poder

Casi en la víspera del Cuarto Informe de Enrique Peña Nieto, una duda me asalta:

¿Tiene tiempo el Presidente para cambiar, por lo menos en parte, la historia de su mandato en los dos años que le resta al mismo?

El lapso parece corto, pero aunque pueda ser así, en la percepción de su servidor todavía tiene una oportunidad.

Queda claro que no sería combatir la corrupción, porque es precisamente uno de los mayores lastres que se le adjudican y casi nadie confiaría en su palabra. No sería tampoco mejorar la seguridad pública, porque los magros y dramáticos resultados de cuatro años no se resolverían en la mitad de ese tiempo. No sería asimismo intentar resolver el conflicto magisterial que mantiene como rehén a millones de mexicanos, porque es evidente que le fala decisión para imponer el estado de derecho .

¿Entonces?
Me permitiré exponer mi opinión en un viejo y sabio refrán: Panza llena, corazón contento.

Si algo mantiene en vilo al país, si algo nos tiene a los mexicanos sin dormir, es la cantaleta oficial resumida en “no hay dinero”. Derivada de ese estribillo irritante, sufrimos una crisis germinada en un círculo vicioso en el que no avanzamos porque no hay dinero y no hay dinero porque no avanzamos.

Lejos de la visión de economistas expertos y con el riesgo de quedar como un modelo de ignorancia, no entiendo qué está sucediendo con la economía nacional en lo que se refiere a la administración pública, cualquiera que sea su orden o competencia.

Años atrás, bastantes años atrás, una de las mayores acusaciones endosadas a los gobiernos federales priístas –con la excepción de Adolfo Ruiz Cortines– fue la de protagonizar un constante derroche de recursos. Eran los tiempos de cuando al país se le comparaba en su forma y fondo con el Cuerno de la Abundancia. Había dinero para todo y todos en un despilfarro que paradójicamente, la historia no miente, fue el marco de una prolongada etapa de desarrollo socioeconómico y prosperidad generalizada del país.

El México de hoy está atrapado desde hace buen tiempo en otro escenario. La de los tecnócratas que con visión de gerentes y no de gobernantes, han impuesto un supuesto orden financiero que privilegia el ahorro en lugar de la inversión. El resultado es desastroso: una nación improductiva y empobrecida.

Y es aquí donde parece brotar la posible –aunque no probable– oportunidad de Peña Nieto de cambiar la historia de su gobierno y por lo tanto del país, en la recta final.
Abra las arcas, caramba.

Suelte el dinero que atesora como feroz guardia bancario y destínelo a rescatar la economía. Llévelo a estados y municipios reactivando la obra pública y los programas productivos; impulse a la pequeña y mediana empresa con financiamientos accesibles con los que todos ganen y se generan empleos bien pagados y duraderos; concédale verdaderas opciones de apoyo al campo para alcanzar un auténtico desarrollo alimentario. Abra la llave, por el amor de Dios.

Sólo así, con el estómago sin hambre, con las finanzas del hogar saneadas, con empleos que vayan más allá de simples tablas de náufrago, con verdaderas posibilidades de disfrutar con un trabajo honesto de una vida digna sin pensar qué vamos a comer mañana, tal vez, quizás, los mexicanos podamos decir como epílogo sobre el gobierno de Enrique Peña Nieto: Se tardó, pero bueno, algo se compuso.

¿No vale la pena, señor Presidente?…
 
ME GUSTARÍA…
De vez en cuando quisiera ver en las redes sociales un análisis serio sobre el trabajo de Peña Nieto. Me hartan los “memes” que despotrican, insultan, ridiculizan y no aportan ni un gramo de razonamiento para evitar que el país se hunda más. ¿Es mucho pedir?…

Twitter: @LABERINTOS_HOY

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