Dicen que aquel funcionario llegó a su casa y su esposa lo recibe con un reclamo:
– Todo el día pensando en números, cifras, cuentas, cálculos matemáticos, porcentajes, diezmos. ¿No te das cuenta cómo afecta eso nuestra relación?
– Sí, claro en un 63 por ciento.
Las esposas conocen todos nuestros secretos oscuros y hasta nuestras más bellas virtudes por lo que pueden ver a través de su alma de acuerdo al estado de ánimo y condiciones que llevan la relación, es por eso que siempre buscamos llevar la fiesta en paz, el equilibrio en nuestras vidas no tiene precio.
En ese sentido, cuando se registra un divorcio las condiciones en que deben darse siempre conviene que sean las más idóneas, de lo contrario las mujeres reclamarán lo que creen les pertenece por todos los medios y muchas veces por la mala.
Aquí en Tamaulipas hemos tenido algunos ejemplos de divorcios que concluyeron de la peor manera, como aquel Secretario que después terminó en prisión, aunque no fue por las filtraciones de su esposa, pero si contribuyó en el ánimo de la opinión público como se victimizó a la dama.
En el sexenio pasado, otra dama se divorció de su esposo, un poderoso constructor que se negó a darle un porcentaje justo de la fortuna que edificó a la sombra de las administraciones priistas y que se calculó en cientos de millones de pesos.
La dama dio cuenta de las inversiones y propiedades que adquirió con contratos amañados que le fueron entregados en dos sexenios sin problema alguno en su adinerada obsesión.
La dama expuso sus riquezas, cuentas bancarias de millones de dólares y hasta la construcción de fraccionamientos de lujo en México y Texas, entre otras muchas inversiones que fueron descubiertas a la sombra de un divorcio.
Hoy las declaraciones de la señora forman parte de un expediente y su ex marido es objeto de una persecución judicial.
Hablar llevado por el hígado o la borrachera del poder es un mal consejero.
Pero nada se compara al enojo generado por el desamor y la traición. Esos sentimientos de ira sólo pueden ser compensados con fuertes cañonazos de dinero que suavizan las culpas de las promesas rotas que después del desencanto se van al aire.
Esa sombra del rencor y los golpes bajos podrían cimbrar a la entidad. El destape de los negocios millonarios, cargados de glamour excesivo podrían ser llevados a los tribunales y cuestionar a muchos ciudadanos en qué momento se puede saquear con tal desfachatez al erario.
Esto en tiempos en que el efecto dominó nos alcanza a todos y en medio de la incertidumbre que vive el estado, las brechas de miseria y alta marginación no son asunto exclusivo de la región del altiplano o la sierra de San Carlos. En las zonas urbanas la gente vive al día y protegidas sólo por Dios.
Complejos gubernamentales, recintos culturales, obras inauguradas bajo el amparo de pueblo que ajeno a la verdad y los alegatos pasionales, ahora resquebrajados entre tribunales, desconoce realidades que lastiman su confianza.
Historias al estilo Hollywood tamaulipeco, que en cifras se comparan con cualquier celebridad. Algunas parejas que finalizan sus historias de amor, gracias a las asesorías del abogado del diablo que sin empacho alguno lleva a tribunales asuntos que deberían ser competencia de la administración pública, como la lógica nos permitiría entender
que un recinto aparentemente público, no tendría que formar parte de la lista de propiedades de empresarios, ex funcionarios y sus esposas.
Bueno, por hoy es todo.
Adiós y aguas con los patinazos…
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