«Deja que se meta el sol, para que las estrellitas me llenen de inspiración».
Y es que con este calor soporífero que nos noquea a las primeras de cambio ya no tenemos inspiración, ni experiencia para sortear esta existencia de fantasmas de la inflación.
Estas noches de calor en pleno septiembre nos calientan las verijas a todos. Incluso con clima, el calor penetra todo y nos deja como pabilo de veladora guadalupana.
Es un calor demoníaco que nos impide a placer mirar la luna y a las estrellitas que nos llenan de inspiración.
Y es que la luna es una luna llena cubierta de nubes azules y rojizas, enamorada de amarillo frente a nosotros, con su belleza, en la mejor altura de este mes de septiembre; nuestro corazón.
Es una luna azul, con la entrada de la nueva administración, es una luna
de cara nueva, animosa y llena de vida.
Este calor que nos quema los entrecijos y nos papalotea las babas y nos deja con las nachas oreadas nos impide inspirarnos con esta luna que se parece en mucho a las lunas de Rabindronath Tagore, de soledad amorosa, de untación de existencia y plenitud del espíritu.
Por eso, deja que salga la luna y deja que se meta el sol para que las estrellitas me llenen de inspiración. Porque yo sé que no hay en el mundo amor como el que tú me das.




