* El autor es Premio Nacional de Periodismo 2016
Este lunes, mientras Peña Nieto refería en la ONU el fenómeno de la migración y sus efectos positivos en clara alusión a la discriminación de Trump contra los mexicas, el dólar gringo rebasaba la barrera de los veinte pesos. A la hora en que se escribía esta columneja los especialistas no se ponían de acuerdo sobre los motivos que impulsaron al billete verde hacia tan escandalosa proporción, aunque lo más fácil fue señalar el comportamiento de economías ajenas que traen de cabeza a la república atenida como parece, a que estornude el país vecino para que el nuestro ingrese a terapia intensiva sin excusa ni pretexto.
Usted dirá que son los riesgos de pertenecer al mundo globalizado y tiene razón en parte, porque esto no sucedería si las finanzas nacionales estuvieran en
buenas manos y la administración pública transcurriera por la ancha alameda de la confianza popular. Por lo pronto estamos enterados de la fragilidad con que se conduce el supremo gobierno al no contar con el aval mayoritario a que obliga cuando se adoptan aventuras alejadas de la realidad. En este caso el señor presidente aporta la ternura al asegurar que “algún día” se comprenderán las reformas realizadas durante su gestión… «ire, ire», como diría el incrédulo ranchero. Olvidase que la gente no apuesta a lo que sucederá “algún día” sino al aquí y ahora porque el hambre y otras urgencias no esperan.
El asunto es que este lunes al mediodía el dólar gringo rebasaba los veinte pesos y uno imagina que todavía a estas horas el secretario de Hacienda José Antonio Meade quizá reniegue de la debilidad que lo llevó a aceptar el cargo que ciertamente lo sitúa como serio aspirante a la candidatura presidencial por el PRI, pero también como el villano favorito de la feria. (¿Recuerdan aquello de “tírele al negro”?). Meade tendrá que verse en el retrato de Videgaray quien con todo y ser el más cercano a EPN éste debió sacrificarlo “por razón de estado” para medio conformar a la Hillary de quien no sabíamos si haría el favor de reunirse con Peña Nieto. La diplomacia optimista aseguraba que un incidente como el protagonizado en Los Pinos de ninguna manera podría deteriorar la relación entre la
candidata demócrata y los mexicas.
Ojo, decimos entre “mexicas” y la Clinton, no con el supremo gobierno. Son cosas muy diferentes.
De manera que la devaluación cabalgante del peso frente al dólar significa una palada de tierra más a la tumba del régimen tricolor. No puede ser de otra manera cuando la tranquilidad social depende en buena medida de la capacidad política para evadir y combatir la crisis económica y ya nos damos cuenta que la república sigue en caída libre hacia quién sabe dónde. Es otra razón para que la aceptación popular de sus autoridades no suba del 23 por ciento. Y ni modo que sea invento.
Los signos de Epn
Tal vez usted notó cierto enojo en el rostro del presidente Peña cuando hacía sonar la campana de Dolores desde Palacio Nacional la noche “del grito”. Dicese que fue por los silbidos y gritos en su contra que el sonido oficial se encargó de acallar. Sin embargo algunos analistas serios suponen que se debió a la manifestación que horas antes recorrió buena parte del centro de la ciudad de México exigiendo su renuncia. Los datos del gobierno situaron en 15 mil el número de ciudadanos que se atrevieron a desafiar el impresionante operativo de vigilancia en torno al evento. Si esta es la cifra de las autoridades lo más seguro es que en la realidad se haya duplicado, cuando menos.
Quizá el número no sea ahora lo más importante sino la posibilidad de que esto sea principio de un gran movimiento que pudiera poner en aprietos al régimen tricolor. No es fantasía porque el mundo-mundial transcurre por un acomodamiento político debido justamente a que los gobiernos no responden a las expectativas sociales y México no es ajeno a esta inquietud que pudiera derivar en un reclamo de mayor alcance. Por cierto ¿ya se enteró del anuncio presidencial en sentido de que México va a fabricar cañones, cohetes y aviones de combate?…¿no sería mejor invertir en fuentes de empleo?, digo yo.
Sucede que
Buena noticia de que PEMEX descubrió importantes yacimientos de petróleo en el Golfo de México. Lo malo es que no hay recursos para extraer el combustible y por lo tanto habrá que recurrir ¡ooootra veeeez! al capital extranjero siempre dispuesto a llevarse las ganancias.
Y hasta la próxima.