Tersa y sin estridencias avanza la transición en Tamaulipas, ni gritos ni sombrerazos como en otras entidades, como Veracruz por citar la más cerquita, pero yo apostaría a que una vez que el equipo que llega comience a gobernar el tono variará y no descarto que uno que otro, por no decir que varios de los tricolores,
van a ser objeto de la aplicación de la ley y podrían ir a parar al frío bote.
Así es mis queridos boes, hasta donde nos la sabemos por ahí del 80 por ciento de las preguntas que los miembros del equipo entrante hacen en las mesas de transición de secretarías e institutos tienen que ver con el tema financiero, y casi el total de ese porcentaje no son respondidas con tal claridad que convenzan a los que dudan.
Es decir, si por ahora se han estado guardando composturas y formas, nada garantiza que más allá del 1 de octubre se comience a hablar de temas que a los que ya se van les puedan traer broncas legales.
De hecho, una hipótesis de un grupo de funcionarios de los que ya se van establece que cuando los que vienen se sienten y comiencen a gobernar y se vean sin lana a consecuencia de la deuda, los moches federales y los temas urgentes a lo largo y ancho de Tamaulipas, habrá que darle de comer a los leones.
Me explico: para muchos de los futuros desempleados, sin dinero, con muchas carencias y exigencias de los ciudadanos, el gobierno de Javier García Cabeza de Vaca optaría por rascarle ahí donde ahora han detectado pus, podredumbre y señales de que alguien metió la uña a los dineros públicos y apaciguar al respetable.
Creen y no andan tan errados que con uno o dos alcaldes o funcionarios estatales tras las rejas, la nueva administración mantendría tranquila a la sociedad tamaulipeca que decidió masivamente echar al PRI del poder y en campaña exigía castigo a los que se hayan despachado con «la cuchara grande».
Cabeza de Vaca a dicho que en su gobierno no habría «cacería de brujas», pero al mismo tiempo ha dejado claro que no van a dejar pasar actos reñidos con la legalidad; es decir, si uno, dos o una docena se embolsó dinero que no le correspondía y se le comprueba le puede esperar la cárcel.
Y es que casi por tradición los ciudadanos y periodistas se preguntan al final de cada sexenio quién o quiénes serán los sacrificados de la administración que viene, mucho más ahora que se trata por primera vez de un relevo de un partido a otro.
¿Quién va a caer?, nadie sabe, porque no hay resultados de auditorías aún, pero por lo que señalaba arriba hay dudas que pronto se podrían convertir en evidencias, estás en demandas y las demandas en órdenes de aprehensión.
También hay que recodar que hay cuentas públicas congeladas y demandas públicas abiertas, como las que ha librado gracias a su militancia priista Ramón Garza Barrios, por ejemplo.
Los que están cerca de los que se van, señalan a más de uno de los funcionarios que movían el pandero que traen cara de preocupación, porque confiados en que Baltazar Hinojosa sería gobernador no se preocuparon de tapar los hoyos que la voracidad y la costumbre les permitió hacer.
Me decía uno de los que se van, que los que más preocupados andan son los más viejos, porque han pasado varias administraciones y la costumbre decía que en el proceso de entrega-recepción lo que se hacía era cuadrar lo descuadrado, borrar evidencias, justificar millones que desaparecían, porque finalmente se entregaba entre amigos, socios o cómplices.
Eran de hecho, entregas-recepciones entre los mismos, porque buena parte de los que se encargaban de ‘rendir cuentas’ a los que llegaban eran los mismos que serían secretarios en el cambio de sexenio, solo se rotaban.
Pero en esta ocasión los que vienen ponen el ojo en las finanzas, levantan la ceja, preguntan y anotan, revisan y vuelven a revisar y hasta ahora se han guardado los comentarios, esos que yo advierto podrían convertirse en denuncias luego del 1 de octubre.
La transición es inédita, de hecho podría decirse que es la primera que se da en toda la extensión de la palabra, porque a menos que ocurra un milagro ningún secretario de primer nivel podría repetir con los panistas.
Pero además, es inédita porque en ninguna otra se había tenido la intervención de bufetes contables y de abogados traídos de Monterrey y la CDMX a evaluar lo que se hizo con el presupuesto, lo que de entrada indica que cada peso se está contando y su gasto debe ser sustentado.
Insisto, si la teoría de los propios priistas asustados, de los que ya se van, por ahí de un mes podríamos estar hablando de candidatos, no de candidatos a un hueso público, sino de candidatos a parar a algún centro penitenciario estatal, para calmar al respetable, para que coman los leones.
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