1.- Si anda usted ya desatado por atrapar la candidatura a alguna senaduría, ha llegado el momento de que se dé una “manita de gato”, para que aparezca ante sus futuros electores tan deslumbrante, luminoso, matador, carismático y “chiquitiguau” como usted se lo merece.
2.- Observe con atención el arreglo cotidiano que muestran Enrique Peña Nieto y sus muchachos, todos ellos se cuidan la figura más que lo hacen las princesas o estrellas de cine y la televisión.
3.- Si partimos de la idea que usted es para sí mismo, la persona más importante y querida del mundo, ¿en qué estado debería usted encontrarse?. Bello, esbelto, rozagante, bien vestido. Podría apostarle que usted no se ha tratado a sí mismo, como la persona más importante del mundo, por lo menos, hasta hoy, y por eso debe hacer una revisión cuidadosa de su persona.
4.- Busque un espejo de cuerpo entero y obsérvese cuidadosamente. ¿Cómo es su postura, su porte?, ¿encorvado o erguido, tiene apariencia de rey o de mequetrefe?. ¿Usted es su propio rey, su “charro negro”, y su “Juan Camaney”?. Por favor endurezca la espalda y eche atrás esos hombros.
5.- ¿Y su cutis? ¿Limpio y sano, o es la prueba más clara de sus pésimos hábitos alimenticios? ¿Tiene muchas manchas cafés o pequeñas espinillas?. ¡Qué barbaridad!. Por bellas que puedan ser sus facciones, no lucirán los mejores ojos, ni la nariz más perfecta sobre un cutis manchado o granujiento. ¿Tiene grandes surcos y arrugas escandalosas?. ¡Pues tiene que acabar con ellas!. ¡La personas más importante debe lucir lo más “chido” posible!.
6.- ¿Puede sonreír sin perder el carisma?. Esto parece una contradicción, pero es un hecho real. Si al sonreír se enfrenta a una dentadura descuidada, con piezas faltantes, dientes chuecos, o sucios…¡Qué desolación!.
7.- Su cuerpo está construido igual que el de la persona más elegante y majestuosa del mundo, trátese como un Brad Pitt, Tom Cruise o Donald Trump. La postura es tan importante como la silueta. Una espalda encorvada o un cuello agachado, dan la impresión de derrota, abandono, e indiferencia. Tenga la bondad de enderezar su columna vertebral, de erguir ese cuello. Ahora, con una postura diferente, mírese al espejo, y observará que su espalda es la misma de Barak Obama, Enrique Peña Nieto y el “Chapo” Guzmán.
8.- Vaya aceptando la idea de la cirugía plástica. No permita que lo detengan las consideraciones económicas, porque su cara y su apariencia son más importantes que cambiar de automóvil, pintar la casa o comprar televisiones de plasma. No se ve usted precisamente encantador con sus enormes bolsas de pellejo debajo de sus ojos, y ese pescuezo, así como esa cintura de gallina que lo delata a kilómetros y le impide ser un campeón del “cuchi-cuchi”.
9.- Si la calvicie le hace sentir mal o verse viejo antes de tiempo. ¡No deje pasar un día más!. En México ya se hacen peluquines tan naturales que puede usted hasta bañarse o nadar sin quitárselo. Y si usted pertenece a algún género de los calvos desdichados, no se deje intimidar por las burlas o las cítricas de sus amigos.
10.- La mayoría de los criticones son calvos tan desdichados como usted, pero carentes de agallas para hacer algo por no enseñar las “lonas”. En fin, si usted quiere ser senador por Tamaulipas, debe mejorar su imagen y convertirse en un auténtico metrosexual, como lo son: Luis Miguel, Alejandro Fernández y el “Chicharito” Hernández.