CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Ayer fue el primer día sin Chabela y Jorge, como conocían en el basurero municipal a la madre e hijo que la mañana del domingo fueron víctimas del fuego que consumió su hogar en la colonia «Pepenadores».
Ella era encargada de una celda en el relleno sanitario de Victoria, compraba al resto de los compañeros los kilos de lata, cartón, cables de cobre y plástico.
Y ahora que han faltado no saben a donde llevar el producto de su trabajo, pues hace un año que no existen compras en la ciudad y aunque doña Chabela no tenía un transporte propio, sólo ella sabía cómo haría para trasladar el cartón y otros desechos con sus contactos.
José Manuel Flores, Director de Comunicación en el Ayuntamiento de Ciudad Victoria, comentó que el domingo durante la visita del Presidente Óscar Almaraz Smer, la familia dijo que deseaban incinerar a sus familiares.
«Estaban consternados y las únicas peticiones fueron tener la posibilidad de seguir trabajando una celda en el basurero municipal, apoyo en gastos funerarios y asesoría jurídica durante el proceso”, expresó.
Un día sin ellos…
«Apenas estábamos platicando, cómo le vamos a hacer con la basura, ellos eran los que nos compraban todo allá en la entrada. Ahí está su trabajo. Pero nosotros no tenemos contactos. Nosotros los conocíamos de toda la vida. Que en paz descansen», dicen unos jóvenes que continúan el trabajo diario…
Están afectados ante la pérdida, debido a que ellos no tienen medio de transportación propio ni compradores.
«Allá en Victoria todas las compras están cerradas»….
Parece que los trabajos de separación de basura no tienen cabida en esta ciudad.
«Ellos eran los que nos hacían fuertes a todos los pepenadores… ¿ahora quién nos va a comprar?
Mientras tanto, ellos continúan la rutina de siempre y esperaban a mitad del día que se acercara algún comprador.
El valor de la basura
Allá en el relleno sanitario todo vale. Un refresco de cola a la mitad puede acompañar el almuerzo. A veces sale hasta tomate y cebolla, aunque la mayoría de las veces quienes desechan alimentos acuden hasta el relleno para llevar esos perecederos por separado y en las mejores condiciones posibles.
Los pepenadores buscan y conservan como un tesoro los frascos de vidrio de perfumes. Estos tienen compradores específicos que a su vez los revenden para que otros los rellenen y los perfumes salgan al mercado negro.
«Aquí todo vale, hay gente rica que engorda o enflaca y se deshace de la ropa en bolsas. O tiran los juguetes que sus niños ya no ocupan. A veces también caen televisiones de esas grandotas o computadoras muy pesadas».
Los cartuchos de tinta llegan a costar 10 pesos, pero ese valor ya lo identificaron también las secretarias y los venden de manera directa en los negocios de relleno de tinta.
Trabajar allá, entre la basura es como cualquier otra actividad laboral, hay camaradería y solidaridad entre ellos.
Lo único que envenena el ambiente es el ácido aroma que despiden los desechos de maquiladora, lodo rancio que producen los químicos de la pintura textil.
En época de lluvias el conflicto se incrementa y golpea hasta el cerebro cada intento por respirar.
Y cuando salta la necesidad hasta los zopilotes se venden, porque se conocen como un buen remedio contra el cáncer.




