Apenas la semana pasada estimados lectores les refería sobre el grado de sorpresa que tomó a la clase política mexicana la apertura comercial tras la reforma energética, en algunos casos hasta rayan al grado de ignorantes por sus declaraciones como lo hiciera en algún momento un regidor del Cabildo de Matamoros, Tamaulipas, y justo esta misma semana otro avecindado matamorense en calidad de diputado local sale a dar declaraciones que parecen tener un sustento, pero que en realidad pone en evidencia que no conoce al sector, o bien, solo fue un ardid –que sí lo consiguió- para tener un espacio en las noticias tamaulipecas.
Sí usted estimado lector está leyéndome en Coahuila, Nuevo León, Chihuahua o Puebla, donde me brindan la oportunidad de publicar mis “Apuntes”, seguramente se preguntará que estos políticos tamaulipecos no tienen nada que ver con su realidad. Lo peor del caso, es que este patrón –sobre el sector energético- se repite en esos estados o lo que es peor aún, se agrava en los estados con poca vocación energética y
por supuesto mayor desconocimiento del tema por parte de la clase política.
Le pongo en contexto, dentro de los rubros que integran al sector energético está la extracción de hidrocarburos no convencionales que emplea la técnica de fracturación hidráulica o mejor conocida como fracking. En diversas ocasiones, en este mismo espacio editorial, he versado sobre los riesgos que tiene este proceso, siendo el mayor escollo la falta de legislación estatal en México.
En esta semana salió muy pomposamente Humberto Rangel Vallejo, diputado local del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) en Tamaulipas, asegurando que se utiliza fracking en más del 50 por ciento de los trabajos que se realizan en la extracción de hidrocarburos de la Cuenca de Burgos, y refiere que no se ha demostrado que sea malo el proceso, pero que es importante que se haga un estudio que permita conocer si sólo representa un tipo o si verdaderamente está causando un deterioro al medio ambiente. Aunque usted no lo crea, sus declaraciones son el típico ejemplo del “sí pero no” con un verdadero tufo a desconocimiento total del tema.
Coahuila, que es ejemplo nacional sobre el tema del fracking, donde se ha empleado esa técnica desde más de cinco años, y en las acciones que se tienen que hacer como gobierno para capitalizar al sector energético, todavía no tiene una legislación vigente para normar las actividades de la fracturación hidráulica; por supuesto que menos la tiene Tamaulipas –que le sigue los pasos, medianamente atrasados a los coahuilenses- y todavía es una utopía en Nuevo León que siguen sin tomar al toro por los cuernos.
Si bien, este año el presidente Enrique Peña Nieto decretó el fracking para varios estados, por el momento no existe factibilidad económica para la extracción del gas lutitas por lo que las mayores zonas geológicas mexicanas están cerrando sus pozos desde 2015 cuando Veracruz tenía 349, en Puebla había 233, y en Nuevo León existían 182. ¿Usted qué opina?
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