Ya entrados en la recta final de las campañas en Estados Unidos, para este momento la gran mayoría de los estadounidenses ya han decido por quien votaran, por lo que hay muy poco por hacer para cautivarlos. En contraparte, en México hay mucho por trabajar en la construcciónde una nueva agenda binacional ante el nuevo residente en la Casa Blanca.
Desde julio, en este mismo espacio editorial que me permite esta casa periodística, les comentaba estimados lectores sobre el trasfondo que existía en la
movilidad de Trump, quien sigilosamente no había revelado hasta ese momento sobre su postura con respecto al sector energético de Estados Unidos. Un hecho que se vio obligado a presentar durante el primer debate presidencial que se realizó el 26 de septiembre en Nueva York.
Después de ese primer debate, hasta el tercero realizado la semana pasada en Las Vegas, ambos candidatos presidenciales han ido marcando su visión para solucionar los problemas energéticos de Estados Unidos, al igual que la reducción de la dependencia del petróleo extranjero y mover al país hacia una economía baja en carbono, siendo este último un tema en el que Barack Obama ha dado pasos significativos para cumplir con los compromisos internacionales.
La propuesta de campaña de Hillary Clinton está bien diseñada, que denota un amplio análisis por los detalles que presenta, algo que los analistas han detectado y los inversionistas han reaccionado apostando por financiar su candidatura. La demócrata presidencial ha puesto prioridad a la inversión en tecnología, además de incentivar las energías renovables para ayudar a crear puestos de trabajo, así como el impulso a la transición de Estados Unidos hacia una economía baja en carbono.
Algo que pone nerviosos algunos sectores productivos mexicanos es la reiterada mención, tanto de Trump como de Clinton, es la renegociación del Tratado de Libre Comercio; sin embargo, esta es la parte que más entusiasma a los inversionistas energéticos, dado que nunca contempló todo lo referido a la energía, quizás por no existir una preocupación en la emisiones de carbono y por la actual presión de la volatilidad de los petroprecios. Aquí es meritorio recordar que el 19 de agosto de 2015 se inauguró en Tecate, Baja California, el Parque Eólico Energía Sierra Juárez, el cual es el primer proyecto eólico entre México y Estados Unidos, cuya producción se exporta a California. Sin olvidarnos que sucede a la inversa, Texas ya está exportando gas natural a Tamaulipas, Nuevo León, San Luis Potosí, Aguascalientes y Guanajuato, a través del Gasoducto Los Ramones y Los Ramones II Norte.
Mientras que la propuesta de campaña de Donald Trump, es corta en detalles y se centra en la diatriba “América debe tener independencia energética”, por lo que apoya con fuerza a la desregulación de los combustibles fósiles. Habrá que recordar que Consol Energy es una de las empresas que financia su campaña, y es de las pocas carboneras que sobrevivieron a la revolución emprendida por Obama.
¿Quién será mejor el sector energético mexicano? ¿Usted qué opina?
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