Sí, lo de José Sigifredo Treviño Ruiz era ya insostenible. En el plano deportivo y personal el tipo había hecho todo lo humanamente posible por ganarse el repudio de los aficionados al fútbol, uno que otro directivo y hasta un sector de los jugadores que conforman el plantel de Correcaminos.
Pero no nos distraigamos de lo importante, de lo realmente sustancioso, de lo que vale la pena, lo que va a marcar el cambio: ¿quién falta por irse?.
Quien crea que la partida de Pepe Treviño de Correcaminos es suficiente para enderezar el barco, déjeme decirle que está total y completamente equivocado.
Hoy en día Correcaminos está convertido en un juguetito al que unos cuantos le sacan algunos pesos, antes era una auténtica mina de oro, hoy ya se les hace poca cosa acostumbrados a llenarse los bolsillos de cientos de miles de pesos a costa del erario público y de diversas formas.
Treviño es la punta del iceberg, el rival más débil en este juego, es quizá, el menor de los males, únicamente el indio hecho compadre.
La incompetencia evidente que Correcaminos muestra en su cuerpo directivo de unos años a la fecha, es quien hoy tiene sin rumbo a un proyecto que en antaño provocaba el orgullo no únicamente de la comunidad universitaria, sino de toda una ciudad y que por su relevancia nacional ganó adeptos convirtiéndose en un estandarte del estado.
No nos confundamos, hoy seguramente habrá quien venga a dorarle la píldora diciéndole que tal o cual técnico puede o debe o que casi casi ya está firmando contrato con Correcaminos, que si por seis meses, si por un año, que si van a anotar cien goles, que si los refuerzos, etcétera; insisto: no se confunda, que no me lo distraigan, hoy usted debe darse su lugar como aficionado y exigir lo que se merece, un equipo serio con una directiva que trabaje y sepa de aguacates, no pedimos eruditos en el tema, pero si al menos gente que se rija bajo el sentido común, bajo la lógica, de forma honesta y transparente, no le
voy a decir que sientan la camiseta, eso debe ser obvio, pero que asuman un cargo de 24 horas y los 365 días del año. ¡Qué se comprometan pues!.
Lo peor de todo es que hoy, esos que están sentados sobre el costal naranja de billetes se hacen los ofendidos, antes saludaban y hoy voltean la cara, están como la maestra que suspendió a la niña por evidenciar lo ridículo que es un secretario de educación que se expresa mal, ¡no hay lógica!… sean sensatos, por vergüenza propia den un paso al costado.
Hoy da pena ajena ver a un directivo excusarse en la incertidumbre del proyecto porque según él, los dueños no han dicho cuánta lana le van a meter al equipo, ¡qué chulo!, ¿cuánta lana has conseguido?, ¿cuántos patrocinadores estás atrayendo?, ¿qué mecanismo utilizas para que se inyecten recursos?.
¡Ninguno!… es fácil sentarse a pedir, ¿no les dará pena?… con qué cara lo hacen tras un enésimo fracaso escandaloso, rotundo y vergonzoso.
Sí señores, el técnico era bastante culpable de su parte, pero insisto, era el menor de los males, hoy es momento que Correcaminos decida y decida bien qué quiere para su futuro, más de lo mismo o de plano lo que parece necesario: reinventarse.
@luisdariovera




