Corría 1993. Era apenas el primer año de la administración estatal a cargo de Manuel Cavazos Lerma.
Para entonces, varios de sus hábitos y creencias particulares, que él nunca se preocupó por ocultar durante sus actividades anteriores y en su campaña, eran pasto de cotilleos, pitorreos y críticas intestinales, preferencias entre las que destacaba su marcada inclinación hacia disciplinas de control mental como el yoga y la meditación. Esta última dio lugar a una de las etiquetas de su gobierno: una técnica surgida en La India, definida precisamente como
“meditación trascendental”: el Maharishi.
Cavazos trató de hacer de ese movimiento una herramienta para mejorar la aptitud de servicio y productividad de los burócratas, especialmente los de alto nivel, en donde fracasó por que la mayor parte tomó a chunga la intentona y a los pocos meses la meditación fue reemplazada por otro supuesto modelo de eficiencia llamado “Calidad Total”, que resultó un completo bodrio.
Pero el gobernador no se rindió e hizo otro intento para promover el vilipendiado Maharishi.
¿Sabe dónde?… en los reclusorios, donde la teoría prometía que los reos al encontrar su paz interna dominarían sus reacciones violentas y serían más propensos a acatar órdenes y cumplir sus condenas con mayor tranquilidad.
A Cavazos le fue como al negro de la feria con su idea y otra vez el Maharishi fue a dar con sus huesos a un cesto de basura, para quedar en la historia política tamaulipeca como una pieza de anecdotario. Después de esa experiencia ya nadie quería hablar de él.
¿A qué viene recordar todo esto?
Sucede que la cárcel de Apodaca en el Estado de Nuevo León, una de las prisiones más peligrosas y violentas del país, donde se han registrado motines sangrientos con motines que han dejado más de 40 muertos –no curtimos malas baquetas en Tamaulipas– hoy es una de las más tranquilas del país.
¿Cómo pudieron lograr los vecinos esa hazaña?
Sorpréndase: De acuerdo a un trabajo periodístico de un medio de alcance nacional, el secreto ¡es un programa de meditación entre los internos! el cual permitió en los dos años más cercanos reducir los índices de agresividad y violencia.
La técnica no es la cavacista Maharishi, pero sí una especie de prima hermana conocida como “Ascención de lshayas”, la cual se aplica a 700 reclusos desde
2014, así como a los custodios y al personal administrativo, con resultados que tienen cautivadas a las autoridades, porque si bien el penal no es una sucursal de un convento, si ha visto abatirse el número de incidentes violentos hasta en más de un 60 por ciento, con una tendencia a reducirse todavía más. Casi el paraíso, podría decir un alcaide o un celador.
La meditación mencionada, a diferencia del paradigma cavacista, no requiere gurús ni concentraciones esotéricas, de acuerdo a quienes la aplican y sus técnicas de son tan simples y sin esfuerzo que incluso los niños pueden dominarlas. Están hechas, dicen, para personas “normales”.
¿Le causa admiración esto?… ¿Lo cree posible?
Pues de acuerdo a las autoridades carcelarias de Nuevo León, está sucediendo lo inimaginable con una acción de esa naturaleza, lo que nos podría llevar a una conclusión:
Sin ánimo de esgrimir defensas trasnochadas porque Manuel Cavazos tuvo y tiene defectos aterradores, todo indica que el ex gobernador, por lo menos en su visión espiritual, se adelantó a su tiempo…
La frase del día
“La verdad es lo que es… y sigue siendo aunque se piense al revés…”
Antonio Machado/poeta español
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