10 diciembre, 2025

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Chokyi: una monja budista victorense

Llevar diez votos básicos a la práctica fue solo el comienzo del andar de ésta victorense que encontró una nueva manera de vivir la vida tanto en lo externo como en lo interno

CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Le hemos visto caminar con su hábito en color naranja, se ha despojado del cabello por convicción propia, y se involucra con su gente, porque Chokyi es una monja budista victorense.

“Yo regresé a Victoria porque aquí estaba mi madre y necesitaba cuidados, así que pedí licencia al Centro Budista donde estaba entonces en San Cristóbal de las Casas”…

Había partido de la capital tamaulipeca a los diecisiete años de edad, terminó sus estudios en la preparatoria La Salle, deseando continuar estudios universitarios de Arte y Actuación en Jalapa. Cumple esos sueños, pero poco después de los 30 años el espíritu aventurero se despierta, ya había hecho contacto con el Budismo y decide viajar a Inglaterra para hacer servicio en un Centro Budista, deseaba escuchar la voz de su alma para trazar su camino como una monje budista.

“Si tenía consiente que era una decisión de vida ser monje. Te puedes desordenar, pero eso no estaba en mis planes, así que fui a ver cómo vivían los monjes para saber si yo iba a querer esa vida. Así que me fui con ellos a una visita de trabajo que consiste en trabajar para ellos ocho horas en diferentes actividades ellos me daban enseñanzas, comida y hospedaje”, comenta Chokyi, mientras recuerda esos días en Inglaterra.

Al finalizar los sesenta días de trabajo, son los propios monjes quienes ofrecen una labor más al frente de un restaurante budista, la invitación surge porque ellos deseaban a traer más personas al centro con la comida mexicana que en aquellos países se recibe con agrado.

“Ellos habían observado que yo me podía integrar bien a su comunidad, así que acepte por un año las enseñanzas concretas y tuve oportunidad de observar por un año la vida de ellos. Al año me decidí y me ordené”.

Con esa decisión Chokyi comenzó una nueva vida con este nombre, incluso los planes de boda de una mujer con sueños ordinarios.

La tarea que tomaba no era fácil, pues la cocina budista no incluye el comer carne, debido a que todo ser tiene sentimientos.

“Para nosotros los animales sienten, tienen una mente y al sentir son seres. Por ello participar de matarlos o maltratarlos no es parte del budismo por compasión a ellos”.

Antiguamente los monjes budistas tenían 253 votos para cumplir a diario, sin embargo, estos se redujeron a diez votos básicos que realizan un cambio externo e interno, en lo físico se pierde el cabello, se toma el hábito y se comienza a vivir el budismo en la práctica.

La llegada de Chokyi a Victoria coincidía también con movimientos sociales que cimbraban la paz de está pequeña ciudad, pero ella no venía a velar por la paz entonces, sino a cuidar a su madre. A cerrar un círculo en su vida de victorense.

“El budismo puedes llevarlo como una religión y cómo una filosofía de vida. La religión en realidad lleva una institución porque debe ser organizado de alguna manera. Pero en la parte interna la religión te religa contigo mismo, entonces seguir una religión es seguir un rito o método que te religa contigo y con lo sagrado. Cuándo realmente lo llevas de esa forma entonces tienes una religión”, explica.

La filosofía de vida a lado del budismo es para aquellas personas que no desean cambiar de religión pero pueden tomar enseñanzas que le hagan mejorar su calidad de vida.

Nuevos círculos

Han pasado cuatro años desde que Chokyi volvió a Victoria, su madre apenas partió en marzo de 2016.

Pero ahora se han abierto otros proyectos o “círculos”, cómo dice ella, y cada uno debe tener ahora una conclusión, así que acoge su responsabilidad con paciencia, porque asegura que todo en la vida ocurre por algo.

“Hay personas que se han acercado en Victoria, ellos insisten e insisten y yo les apoyo con enseñanzas. Son pocos en Victoria pero existen. Yo sólo espero, es la forma en que nosotros funcionamos, la vida misma te dice qué sigue y mientras tanto se resuelve lo que hay que resolver”.

En Victoria ha participado como miembro del mercado “La Semilla”, que ahora se llama “Mercado Artesanal Raíces” elabora platillos para personas con problemas de diabetes e intolerantes al gluten y continúa aprendiendo para seguir enseñando.

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