1.- Es indudable que el dinero que circule en Navidad provocará la codicia de los secuestradores y de otros delincuentes. El incremento del secuestro en el país, se mantiene a pesar de que varios de los cabecillas de las organizaciones se encuentran en prisión, ya que integrantes de las bandas de plagiarios siguen operando con la misma estructura o como células independientes, además de que siguen apareciendo nuevas organizaciones con diferentes modalidades como el “secuestro exprés”.
2.- La persona “secuestrable” no es privada de su libertad, pero los delincuentes en ocasiones obtienen ganancias de la familia, ya que les hacen creer que su ser querido es víctima de un plagio, y que deben pagar por el rescate en horas, lo que generalmente sucede.
3.- Aunque las cifras gubernamentales anuncias que los índices delictivos van a la baja, lo cierto es que el número de secuestros no se reduce, y en entidades como Sinaloa, Guerrero, Jalisco, Morelos y el Estado de México, van a la alza y en el D.F., se sigue manteniendo el primer lugar en incidencia de casos.
4.- La impunidad de los delitos es terrible, pues de los más de 1000 secuestros cometidos durante el año pasado, sólo el 5 por ciento siguen un proceso jurídico. La situación se agrava porque las autoridades federales y estatales carecen de una política integral para enfrentarlos, sin contar con que hay funcionarios que actúan en complicidad con los plagiarios.
5.- Considerando que únicamente se denuncian públicamente la cuarta parte de los plagios, la impunidad campea y aún en el caso de los secuestradores detenidos, las leyes vigentes siguen guardando resquicios legales que éstos aprovechan perfectamente.
6.- Elevar las condenas e incluso aplicar la pena de muerte contra los secuestradores no funcionará, pues éstos confían en la impunidad y en la propia incapacidad de las autoridades para ubicarlos y detenerlos. La solución, se afirma, es remover el problema integral de la seguridad pública.
7.- Sin embargo, las autoridades carecen de una especialización real y efectiva en sus instituciones, lo que implica, entre otras cosas, una nueva política pública sobre el secuestro y la renovación de su marco legal. Asimismo la creación de una infraestructura de información y de prevención para combatir coordinadamente y con carácter institucional este delito, que presume una planeación estratégica entre autoridades federales y locales.
8.- Un dato importante a señalar, es que en la unidad donde el secuestro ha ido a la baja, coincide con un trabajo efectivo de los grupos antisecuestros locales. Como ejemplo, los grandes capos del secuestro como Daniel Arizmendi “El Mochaorejas” y las bandas comandadas por Andrés Caleti y José Alonso Ávila, fueron detenidos por instancias federales como PGR y la PFP pero gracias a la colaboración de las autoridades locales. Soluciones las hay, pero falta aplicarlas puntualmente.




