Los tendajos eran los sitios ideales de mercadeo de barrio. Recuerdo 4 de estos que serían clásicos en Victoria. «La Sultana» de Doña Concha, en el 19 Zaragoza, «El Faro», de Don Humberto Vázquez Espejel, en el 18 Zaragoza, el tendajo de Don Pancho Ibarra, en 17 Zaragoza, y el tendajo de Juan Varela, en el 14 Zaragoza.
Muy popular «El Faro», que repartía a domicilio llamando al teléfono número 50. Su propietario era viejo sabio y simpático, pícaro, generoso. Era un hombre aficionado al box y apoyaba a las causas sociales.
«La Sultana» de Doña Concha, era una especie de dictadura, siempre a la férula de la señora, que imprimía temor a su clientela con sus gritos a Federico, su marido.
El mostrador era grande. Abarroteros de todo. «El Faro» tenía un servicio de primera, servicio a domicilio, una llamada al 50. Existían «los pilones».
Doña Concha la arremetía desde su esquina a Don Humberto, se escuchaban sus gritos agresivos que causaban risa a ambas clientelas.
Don Pancho Ibarra vendía petróleo que con sus olores perfumaban la mercancía. El pan era el más agraviado, pues sabía a petróleo.
Juan Varela mantuvo su tendajo sobreviviente hace un par de años. Muy popular en el 14 Zaragoza.
Los tendajos fueron consumidos por las supertiendas y por los grandes comercios. Los OXXOS, le dieron el golpe de muerte a los antiguos tendajos.
