CIUDAD DE MÉXICO.- En la lucha contra el cáncer se necesita que las células tumorales mueran.
Lo normal es que se acabe con ellas desde fuera, pero unos científicos han dado con un componente que consigue que ellas mismas se destruyan. Que se suiciden.
Ese componente se llama tetrahidrocannabinol (THC) y es el principal constituyente psicoactivo del cannabis.
El proceso por el que una célula se autoinduce su propia muerte estuvo en boca de todos hace menos de un mes. Al descubridor de la autofagia, el mecanismo por el que la célula recicla su interior devorándose a sí misma, se le concedió el Premio Nobel de Medicina 2016. Ahora este grupo de investigadores internacionales ha descubierto que el cannabinoide ayuda a activar la autofagia que conduce a la muerte de las células tumorales.
La autofagia no es un proceso intrínsecamente malo, le sirve a las células para renovar sus componentes. Sin embargo, esa renovación puede tener dos finales muy diferentes —el éxito o la muerte— según cuál sea la causa que la desencadene. Si es por una ausencia de nutrientes, normalmente no hay problemas. La célula quema sus propios componentes para proporcionarle a nuestro organismo la energía que necesita. Es como un respuesta para que podamos tener un subidón de energía en una situación de ayuno.
Las cosas cambian cuando, en vez por ausencia de alimentos, la autofagia se origina porque se le suministra THC. Con el componente del cannabis, se potencia la versión destructiva, en la que la célula se degrada y, finalmente, muere. Se destruye completamente.
Ambos experimentos los probaron en cultivos de células con un cáncer cerebral muy agresivo. Las observaciones les han servido para afirmar que se puede «contribuir a sentar las bases para el desarrollo de nuevas terapias antitumorales basadas en la activación de la muerte a través de la autofagia», manifestaba el investigador español Guillermo Velasco, uno de los autores.
Con información de PlayGround.