6 diciembre, 2025

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El centro comercial y los grupos de poder

El Kiosko

Con la formal inauguración el pasado sábado del centro comercial ‘ALTAMA’, se cerró un capítulo de la lucha de poder que escenifican desde hace tiempo dos de los principales grupos empresariales y, por consecuencia, políticos, de Tampico: la familia Fleishman y el denominado ‘Grupo Compacto’.

Así es: la construcción y puesta en operación del ‘Mall’ que pretende (subrayo, pretende) representar el inicio de una etapa de modernización económica de la ciudad de las jaibas, se registró en el contexto de una añeja pugna por la definición de un proyecto y un rumbo de corte comercial y turístico.

Tal como lo comentó en su discurso Robert Fleishman, director general de GT GLOBAL (antes llamado Grupo Tampico, pero ahora con esto de la globalización cambió a un nombre más ‘ad hoc’ para la época del nuevo milenio), el proyecto del centro comercial fue contemplado desde hace tiempo.

El momento para el consorcio de aterrizar el proyecto del ‘Mall’ se presentó cuando trasladaron la planta embotelladora a Altamira, a partir de entonces denominada ‘La Pureza’. Uno de los invitados a cortar el listón inaugural de la moderna industria refresquera fue el gobernador en turno, Eugenio Hernández Flores.

Desde esos años, se elaboró el plan de construir un amplio centro comercial, tipo ‘Mall’, en las instalaciones del Grupo Tampico, ubicadas en la Avenida Ejército Mexicano esquina con calle Cuauhtémoc. Sin embargo, ese tipo de proyectos no se concretan de un día para otro.

Pero hubo algo más que jugó como factor para considerar el lanzamiento del proyecto. Ese factor fue la posibilidad de que se construyera, en terrenos de la Laguna del Carpintero, un centro comercial que iba a contar con un acuario, salas de cine, restaurantes y un hotel. ¿Lo recuerdan?

Ese proyecto fue trazado durante la segunda administración municipal que presidió Fernando Azcárraga López, en el trienio 2005-2007. ‘El tampiqueño con ganas’ lo promovió con intensidad, afirmó una y otra vez que una empresa llamada ACBC estaba más que puesta para invertir en el desarrollo comercial.

La idea no era nada mala, sino todo lo contrario: el objetivo era generar un corredor con alta dinámica económica, comercial y turística conectada con el
Centro de Convenciones -que ya se encontraba en construcción- y el Espacio Cultural Metropolitano.

No obstante, el proyecto de construir un centro comercial, un acuario y un hotel en los terrenos de la Laguna del Carpintero fue visto como un ‘rival’, un ‘adversario’, para el proyecto del ‘Mall’ que planeaba desde entonces el Grupo Tampico.

En los círculos empresariales era ‘comidilla’ que la familia Fleishman no estaba de acuerdo con el proyecto organizado por Fernando Azcárraga López, quien, por supuesto, era respaldado por el constructor Eduardo Vela Ruiz, cabeza del Grupo Velas, un consorcio que se encontraba en pleno crecimiento y en el
mejor momento de su historia, con la edificación de hoteles de lujo, fraccionamientos de vivienda y múltiple ganador en licitaciones de obra pública.

El ascenso en el mundo de los negocios de Eduardo Vela Ruiz no era algo bien visto por quienes, por tradición y herencia, detentan el control económico y hasta político (hoy lo tienen a través de la maestra Magdalena Peraza Guerra) de Tampico.

Tampoco veían con buenos ojos a los hoteleros que, bajo el amparo del poder político sexenal, crecieron en el mercado turístico del sur de Tamaulipas durante la década pasada. Algunos de esos empresarios, por diversas razones (algunas muy comentadas en semanas recientes), ya no tienen el peso e influencia de esos tiempos.

Curiosidades de la política ‘jaiba’: la ofensiva en contra del centro comercial en los predios de la Laguna del Carpintero vino de grupos de izquierda. Fue ‘La Otra Campaña’, junto con alguno que otro representante de la comunidad artística y dizque ‘intelectual’, la que, con manifestaciones callejeras, se opuso a la construcción del complejo.

La bandera ecológica, la supuesta defensa de un manglar, fue el argumento esgrimido. En realidad, el fondo del asunto era la confrontación de dos grupos empresariales y políticos por establecer sus proyectos y, por ende, sus intereses económicos. Lo demás era parte del ‘show’, guión para el manejo informativo y mediático.

Por supuesto, siempre quedó la sospecha de que esas organizaciones de izquierda fueron financiadas… por la derecha empresarial que sostenía una férrea lucha de poder con ‘El Grupo Compacto’. Se afirma que una reconocida empresaria, dueña de unas cafeterías, jugó un papel clave como enlace entre esa ‘derecha’ y esa ‘izquierda’.

Al final de cuentas, el proyecto del centro comercial, el acuario y el hotel en los terrenos de la Laguna del Carpintero se vino abajo. Era imposible que Fernando Azcárraga mantuviera vigente su proyecto, una vez que su trienio, al concluir el 31 de diciembre de 2007, tenía en contra, además, al entonces gobernador Eugenio Hernández Flores.

Así, cuando Magdalena Peraza Guerra llegó al poder, en su primer año de gobierno, en el año 2011, terminó por enterrar, con unas declaraciones a la prensa local, el proyecto comercial y turístico trazado por Fernando Azcárraga López y ‘El Grupo Compacto’.

La confrontación por imponer el desarrollo de un centro comercial entre la familia Fleishman y ‘El Grupo Compacto’ llegaba a su fin. Los Fleishman hicieron valer su condición hegemónica, la que ejercen, en acuerdo permanente con ciertos representantes de la influyente comunidad española, desde que el imperio sindical de ‘La Quina’ fue aplastado por la ola neoliberal encabezada por el priista tecnócrata Carlos Salinas de Gortari.

Esa es la historia de la lucha de poder que existe detrás de la construcción del ‘Mall’ denominado ‘ALTAMA City Center’, un ‘bonito’ y moderno centro comercial que, sin duda, es reflejo de una economía cada vez más global, una economía que estimula el hiperconsumo.

Y PARA CERRAR…
Cuando Robert Fleishman, director general de GT GLOBAL, se refirió en su discurso a la alcaldesa de Tampico, Magdalena Peraza Guerra, la calificó con un adjetivo especial que retumbó en la segunda planta del centro comercial: ‘Amiga’.

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