Sin duda alguna que el nuevo gobierno americano de Donald Trump sitúa a México entre la espada y la pared pues me pregunto qué irá a hacer el presidente Peña Nieto con alrededor de 700 mil deportados que regresan al país sin dinero y sin una fuente de trabajo donde instalarse, con decirles que solamente del municipio de Llera son bajita la mano alrededor de mil quinientas familias que se fueron al vecino país en busca de mejores horizontes de vida y ahora tendrán que regresar.
¿Dónde se van a colocar si no tenemos fuentes de trabajo que ofrecerles si se fueron precisamente por falta de un empleo y mejores formas de vivir?
Por lo pronto el problema social que se avecina es aparte de grave, difícil de resolver y por el momento no queda otro remedio que enfrentarlo.
Pero ¿qué irá a pasar mientras se acomodan las fichas en el tablero?
Hace algunos días comentábamos en este espacio que al darnos una “vueltecita” por la carretera Llera-Zaragoza observamos que muchas parcelas ejidales se encontraban abandonadas, sus dueños e hijos habían decidido dejarlas o en el mejor de los casos rentarlas, unos por viejos y otros por ir en busca de mejores horizontes, el caso es que gran parte del campo está abandonado, improductivo y sin dinero para trabajarlo, dirían otros.
¿Hoy al regresar qué irá a pasar?
Sólo se me ocurre una solución…. Trabajarlas.
Pero ¿con qué dinero?
He aquí el problema que tendrán que enfrentar los gobiernos en sus tres niveles.
Por el momento se me ocurre que ha llegado el momento de darle vida a un nuevo sistema bancario ejidal tal como funcionaba allá por los años cincuenta
del siglo pasado y que hizo florecer el campo.
Claro que con nuevas estrategias de operación y vigilando que no haya corrupción que fue precisamente lo que vino a desmadrar el campo, incluyendo a la entonces próspera planta de cítricos de Llera, de la cual sólo quedan los buenos recuerdos y un viejo edificio convertido en un elefante blanco…. Se dice que Carlos Salinas la vendió a un grupo empresarial de Monterrey pero no supo qué hacer con ella.
Es aquí donde quisiéramos ver a los viejos líderes del campo.
¿Dónde están?
Desde entonces Llera dejó de ser el emporio citrícola que era y comenzó su decadencia económica que el Ingeniero Marte R. Gómez Segura había proyectado para el pueblo de mis mayores y de cuyo futuro los jóvenes de aquel entonces nos sentíamos orgullosos. Hoy sólo los recuerdos quedan.
Lo peor de todo, nos comentaba un viejo mecánico de la entonces próspera fábrica, que la maquinaria ahí se encuentra arrumbada, olvidada y sin ofrecer beneficio alguno.
En fin esperemos que los nuevos gobiernos la vuelvan a poner en servicio.
Sería formidable.
Un sueño guajiro si así lo quieren ver, pero al fin un hermoso sueño que hoy vendría a darle una nueva faceta a mi pueblo que haría de este un emporio industrial y citrícola como lo soñaron Marte R. Gómez, Francisco Nicodemos y Rubén Morales, de quienes conservo un hermoso recuerdo.
Los tres ya fallecieron pero nos legaron una empresa citrícola que los llerenses como yo no supimos conservar, ni defender y protegerla.
HASTA MAANA Y BUENA SUERTE.




