Además de la falta de recursos económicos, desánimo por la debacle electoral del 5 de junio e incertidumbre por la falta de liderazgo, el PRI de Tamaulipas enfrenta una crisis interna que, además de haber retrasado y complicado el relevo del Comité Directivo Estatal, tiene al borde de una escisión sin precedente a la agrupación política.
Los gritos de desacuerdo y protestas de los propios priistas provocados por la designación del ex gobernador Egidio Torre Cantú como consejero político nacional del ex invencible pusieron de relieve hace 12 días lo fuertemente confrontados que están los grupos de mayor peso político del tricolor del Estado.
El dirigente estatal del Movimiento Territorial del ex invencible, Humberto Valdez Richaud, que encendiera las expresiones de inconformidad contra ETC el pasado 20 de noviembre, ha elevado nuevamente la voz por una razón que sorprende, exigir a al INE que realice una auditoría al comité directivo estatal porque considera que existe un desvío de dinero que amerita investigarse y, en su caso, sancionarse.
Según el Betico, el partido otorga 9 mil pesos diarios a la dirigente interina Aida Zulema Flores Peña, protegida del ex jefe del ejecutivo estatal que es, en el fondo, contra quien está dirigida la diatriba, para viáticos no obstante que la susodicha sale muy pocas veces de ciudad Victoria.
Argumenta que, por ese motivo, la autoridad electoral necesita aclarar la situación ya que no le parece justo que se tire el dinero de esa manera cuando a causa de las multas que se impusieron por irregularidades de la contienda de abril y mayo, el partido político ha dejado de recibir casi 2 millones de pesos al mes.
Lo que llama la atención pero sobre todo preocupa a las bases, sin embargo, no son tanto las denuncias, sino que estas provengan del dirigente de una organización priista, como es el MT, que nunca o muy pocas veces había sucedido, porque indicarían que la disciplina y hasta la sumisión que caracterizaba en el pasado a los priistas era un blindaje o vacuna que protegían al PRI contra este tipo de males, estaría en proceso de extinción.
Si ese fuera el caso, el ex partido oficial se encontraría ante una grave situación ya que, sin disciplina, sin gobernador que aplaque y concilie las diferencias, le sería imposible quitar e imponer a placer candidatos y dirigentes, como la del sucesor de Rafael González Benavides, que está en puerta, y el instituto se vendría abajo porque sin la línea y la decisiones cupulares, difícilmente podría sobrevivir.
En ese contexto, si el nombramiento de Egidio desató una tormenta, ya se pueden imaginar lo que ocurrirá si, como algunos dicen, el alto mando nacional designa a Manuel Muñoz Cano como nuevo jerarca estatal.
He ahí uno de los problemas que habrá de enfrentar el delegado que enviará el CEN, se dice que este fin de semana a la entidad, para resolver el cambio sin tantos gritos ni sombrerazos.
Recurrir a opciones que no confronten a las fracciones de Egidio y sus opositores, es una alternativa a la que podría recurrir, si no logra armonizar a los seguidores de ETC y los adversarios del ex mandatario.
¿Lo entenderán los priistas que a toda costa pretenden seguir controlando las riendas del Revolucionario Institucional?
La experiencia demuestra que no.
Las cosas andan tal alrevesadas que la alcaldesa de Reynosa, militante distinguida del PAN, Maky Ortiz Domínguez, se ha visto en la necesidad de buscar el apoyo político de los diputados locales del PRI. El objetivo, que le ayuden a sortear la fuerte embestida que el gobierno de Cabeza de Vaca ha emprendido en su contra desde hace dos meses, a pesar del daño que está ocasionando al blanquiazul, no sólo porque en la opinión pública se percibe la maniobra como una venganza política, sino porque la víctima es una mujer.
En medio de la crisis de inseguridad, devaluación del peso, aumento de la pobreza, desempleo, corrupción e impunidad, en que se debate el país, los diputados federales parece que viven en otro mundo pues se adjudicarán un bono de 470 mil pesos, a sabiendas de que la mayoría de los mexicanos no tienen ni para comer.
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