1.- El centralismo político y financiero del país consagrado en la Constitución General de la República, y que concede el mayor número de facultades a los poderes federales, dejó establecidos desde 1917 las bases para que los municipios transitaran de la inopia a la miseria.
2.- Desde esa época hasta nuestros días, el Municipio ha sufrido un deterioro financiero considerable, y los alcaldes se han convertido en simples intermediarios entre las demandas populares y los niveles superiores de Gobierno.
3.- Despojado de casi todas sus atribuciones impositivas, el Municipio vegeta en la indigencia económica, atenido a las migajas que las instancias gubernamentales superiores tiene a bien compartirle, más para conservar la formas que para satisfacer las urgentes y múltiples necesidades populares.
4.- Las demandas municipales no esperan, y los ayuntamientos tienen que hacer frente a las crecientes necesidades de servicios públicos con un presupuesto similar al de un tendajón de mercado. Los requerimientos de Pavimentación, Alumbrado, Policía Preventiva, Seguridad Pública y Recolección de basura, son atendidos en forma precaria y deficiente, porque simplemente el dinero no alcanza.
5.- Precisamente porque el presupuesto no alcanza, los alcaldes se han convertido en pagadores de sueldos de empleados y policías, además de cubrir algunos modestos planes constructivos, que no pasan de la remodelación de parques, jardines y algunos trabajos de pavimentación.
6.- En el estado de Tamaulipas, para ser un buen Alcalde ay que perder la vergüenza y convertirse en un pedigüeño extraordinario. Hay que andar tocando puertas todos los días y pedir recursos, apoyos y promover múltiples trámites ante las autoridades de la federación.
7.- El explosivo crecimiento poblacional ha generado problemas de todo tipo en el desarrollo urbano de las ciudades, y esos requerimientos deben ser enfrentados cotidianamente por los alcaldes, como primera autoridad con la que el pueblo tiene contacto y trato permanente.
8.- Algunos alcaldes han superado la simple función de gestores para impulsar el desarrollo de sus municipios, promoviendo las inversiones, el turismo y la creación de empleos, tanto en el ámbito nacional como internacional.
9.- En consecuencia, es urgente y prioritario que se revise el sistema de distribución del presupuesto público, para establecer una moderna y más eficiente estructura política y administrativa de la República, y se asignen al Municipio los recursos y apoyos que corresponden a su actual problemática social.
10.- Por lo anterior, es imperativo que los alcaldes recuperen su importancia y capacidad frente a las exigencias de la comunidad, y abandonen ya esa triste condición de pedigüeños y jardineros por obligación. Los alcaldes necesitan más que un pañuelo para enfrentar al toro, si es que, además se les exige que el toro “no se les vaya vivo a los corrales”.