Sin en menor pudor, ayer el gobierno federal confirmó el gasolinazo histórico que le comentaba en este espacio, la Magna arañando los 16 pesos y la Premium casi a 18, además podrán subir todos los días a partir de febrero, por eso el recordatorio maternal al presidente Enrique Peña Nieto y los suyos fue generalizado.
Así es mis queridos boes, el peor ajuste a las gasolinas que un servidor recuerde, por eso como ansias por ver la próxima medición de popularidad del Presidente Peña Nieto y su partido, pero con más ansía espero la respuesta del pueblo que verá llegar apenas arranque el 2017 una escalada de precios sin precedentes.
¿Serán capaces las redes sociales de convocar al país a tomar las calles y lanzarse contra la medida que evidentemente es impopular?, ¿serán capaces las redes sociales que acapararon la atención del país para una fiesta de XV años movilizar al pueblo afectado por la falta de cumplimiento de la palabra de Peña Nieto que prometió no más gasolinazos?
Lo he dicho en otras ocasiones, pero es pertinente repetir que somos un país que no pasa de la protesta en la red, que despotricamos en el Facebook y en Twitter, que tapizamos la internet de ‘memes’, mentamos madres, pero nada más, no hemos pasado de ahí.
Quisiera imaginarme a esos 5 ó 10 mil que se movilizaron a San Luis Potosí a la fiesta de Rubi bloquear carreteras, plantarse en las instalaciones de Pemex o Hacienda, boicotear el incremento o enfilarse a Los Pinos a echarle en cara a Peña Nieto el madrazo al bolsillo que nos tiene garantizado para que haga juego con la ya tradicional cuesta de enero.
Es cierto, desde ayer hay varias convocatorias en la red para dejar de comprar gasolina los primeros tres días de la primera semana de enero, hay otras
que piden salir a protestar mañana, en Victoria por ejemplo, pero es un hecho que tienen pocas o nulas posibilidades de éxito.
No se movilizará el país, no acudiremos en masa a defender nuestro ya mísero salario, pero ojalá que nos quede un poco de memoria para recordarle a
quien le vendió al pueblo a Peña Nieto como ‘El salvador’ del la patria que no olvidamos y qué hay forma de cobrar las ofensas colectivas.
Ya este año hubo muestras de que avanzamos, aunque sea a paso de tortuga, como ciudadanos respondones y el PRI perdió 7 gubernaturas de 12 que estaban en juego.
En junio pasado, cuando el partido de Peña Nieto se llevó el portazo en la nariz por parte de la mayoría de los votantes, entre ellos los de Tamaulipas, la popularidad del presidente oscilaba el 50 por ciento o el cuarenta según la encuestadora consultada, hoy las condiciones son diferentes, peores para el inquilino de Los Pinos.
Los últimos sondeos indicaban que solo dos de cada diez lo apoyan, un 20 por ciento histórico por negativo. Las encuestas pintan a Peña Nieto como el menos popular de la historia desde que se mide a los presidentes.
Por eso mi pregunta es ¿tras el gasolinazo del 20 por ciento que se anuncia para el 1 de enero, qué le va a quedar a Peña Nieto?.
¿Será posible que los encuestadores nos digan por ahí de finales de enero o antes que al presidente no lo apoya ni el 5 por ciento?.
¿Qué pensarán de la popularidad del presidente y del gasolinazo anunciado los suspirantes a las gubernaturas en juego este 2017, entre ellos los del Edomex y Coahuila donde el PAN ya canta victoria?
No veo descabellado que el propio PRI pronto se deslinde de Peña Nieto en una medida desesperada por evitar lo más que se pueda los daños electorales que su gobierno le está causando.
Tampoco veo descabellado que el PRI, de continuar en picada, con un gobierno tan errático como el de Peña Nieto, a tono con la docena de gobernadores rateros que nos ha recetado, caiga más allá del tercer lugar en las elecciones del 2018 y tenga que servirle de comparsa al PAN y al PRD en el intento que harán por cerrarle el paso a Andrés Manuel López Obrador.
Eso sí, de todas las posibilidades enumeradas, la última palabra la tiene el pueblo, porque aunque parezca eslogan pejista, solo el pueblo puede salvar al pueblo.
Somos los únicos responsables de lo que nos está ocurriendo con el gobierno, por omisión, por apatía, por agachones, porque nuestra falta de acción ha permitido que la corrupción se enquiste en todas las esferas del quehacer público, porque nos ponen y nos quitan el pie del cuello y sonreímos a la más
mínima provocación, porque padecemos colectivamente el ‘síndrome de Estocolmo’ y haya vemos bonito al tirano.
¿Hasta cuándo?, no lo sé, las redes tienen la palabra.
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