6 diciembre, 2025

6 diciembre, 2025

Ciudadanía rescata de la calle a abuelitos

Los convencieron de llevarlos a un asilo, donde los bañaron y les dieron comida caliente

TAMPICO, Tamaulipas.- Hay historias que, al menos por un tiempo, tienen un final feliz, y son los ciudadanos comunes los que las hacen posible.

Luego de tres días de dormir y comer en la esquina de una banqueta, subsistiendo de la ayuda de los vecinos, los abuelitos, Ana María López Carballo y Clemente Pérez Castro, aceptaron irse al asilo “Paz y Alegría” de la colonia Morelos de Tampico.

Aunque a decir de ellos, había ido personal del DIF a verlos -aunque ya no regresaron- fueron los ciudadanos (sociedad civil) quienes lograron que los abuelos que ya vivían en condiciones deplorables, lograran dejar esa calle en donde habían decidido vivir, esperando que les consiguieran “una casita de madera, pero con agua potable”, en un sueño poco factible.

Blanca Córdoba, Cirse Morales, Malú Córdova y Antonio Salazar, fueron las personas que acudieron a ver a los abuelitos, ahí en la colonia Rodríguez de Tampico, una vez que fue dada a conocer su historia.

Fue una ardua labor de convencimiento. Los visitaron dos veces y sostuvieron una charla de más de una hora, ya que doña Ana María se resistía a irse al asilo que está bajo el cuidado de las madres de la caridad.

Tras lograr convencerlos, entre sus divagaciones y su optimismo al decir que aguantarían en la calle “el nortazo” que se pronostica, hoy en la mañana por fin accedieron a irse.

Con el café en mano que les llevaron, mostrando resistencia por dejar ahí abandonadas “sus pertenencias”, que sólo son dos sofás raídos y viejos de los cuales emana mal olor, una carretilla, sus ropas igual de sucia y raída, botellas de agua, trastes de comida, los “abuelitos” pidieron que no les fueran a robar sus cosas, que es lo único que tienen, dicen.

Ana María y Clemente, quienes aseguran no son pareja, pero que llevan 45 años viviendo juntos en condiciones que poco a poco minaron hasta ser de pobreza extrema, fueron trasladados pasadas las once de la mañana a las instalaciones del asilo.

Una vez que llegaron fueron recibidos por las monjas quienes los bañaron, ya que su falta de higiene era evidente, les dieron ropa limpia, los peinaron y les dieron de almorzar comida caliente.

Todo ello a unas horas de que ingrese el norte, llueva y descienda la temperatura en la zona sur, condiciones que hubiesen puesto más en riesgo su ya deteriorada salud.

El fin de año, Ana María y Clemente estarán cobijados y seguros con techo, alimento y cama en el asilo. Así recibirán el 2017.

Adultos mayores viven en la calle a su suerte

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