6 diciembre, 2025

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Confesionario

Mentada nacional

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El argumento oficial para defender el histórico gasolinazo que nos adelantó el gobierno priista de Enrique Peña Nieto es tan insultante como el hecho mismo de aumentar combustible el 20 por ciento de un trancazo: ya no se podía mantener el precio porque era irreal y fuera del estándar internacional.

Así es mis queridos boes, es más o menos en síntesis lo que salió ayer a decir José Antonio Meade, titular de Hacienda, quien con ese tono pasmado que le caracteriza, reconoce que la medida de aumentar la gasolina no es popular, pero que alguien tenía que hacerlo y él se sacrificó.

«La gasolina por cuanto a insumo en México sigue siendo muy competitiva, si nosotros comparamos el costo de la gasolina en México con el resto del mundo, después del ajuste, es un poco más caro que en Texas, muy parecido a lo que cuesta en California, pero si nos comparamos con el continente, estamos a la mitad de lo que cuesta en Uruguay o lo que cuesta en Cuba, estamos por abajo de lo que cuesta en Brasil o en Chile, estamos por abajo de lo que cuesta en cualquier país de Centroamérica, esto es, México incluso con el ajuste se ubica dentro del orden de los países, como uno de los países que vende la gasolina en condiciones mas competitivas», dijo por la mañana de ayer.

Según Meade el precio que se tiene en México en las gasolinas es ‘irreal’ y que ha llegado la hora de pagar lo justo.

Lo que el tipito al que le pagamos por ahí de los 200 mil pesos mensuales por su trabajo en Hacienda, sin contar moches y otras prestaciones, no ve es que nuestros salarios generales son peor de irreales y de esos ni él ni su jefe Enrique Peña Nieto se ocupan de igualar con los estándares internacionales.

Alguien tendría que decirle, Meade y a Peña Nieto que en Texas o California, Estados gringos con los que comparan el precio de la gasolina los sueldos son inmensamente distintos.

Para comenzar habría que restregarles en la cara que allá el salario mínimo por hora es de 7.25 dólares por hora, es decir 152 pesos, por hora; eso sería como 1 mil 218 pesos al día si se trabajarán jornales de ocho como acá.

La diferencia es que por México el grueso de la población gana poco más de 100 pesos, si consideramos que el salario mínino general es de 73 pesos y piquito.

¿Tendrán pensado Peña Nieto y Meade estandarizar los salarios a los gringos y a partir de enero los mexicanos que hoy no ganan más de 5 mil pesos al mes, obtendrán los casi 40 mil que ganan los gringos menos favorecidos?

Obviamente no, porque siendo sensatos tampoco sería lo correcto, pero argumentar que los precios internacionales y demás es una estupidez.

Lo es más, que siendo México uno de los países con más petróleo del mundo andemos pagando la gasolina a precios que pagan en las naciones que tienen que importar desde cero el combustible.

Más, cuando con todas sus palabras el presidente Enrique Peña Nieto se había comprometido a ponerle fin a los gasolinazos y prometió que bajarían los precios con la tan cantada reforma energética.

No hay otra explicación, a los mexicanos nos tratan como torpes, como pendejitos, porque no somos capaces de levantar el trasero del sillón y salir a protestar, a tomar calles, a boicotear y por eso salen con explicaciones como la de Meade de ayer.

No descartemos que muy pronto nos salgan que los precios que nos cobran por concepto de electricidad también son irreales y que tenemos que pagar el 20 o el 30 por ciento más, al fin que los mexicanos somos bien aguantadores, para eso somos la raza de bronce.

Y no se les vaya a ocurrir fastidiar a sus diputados federales, ellos andan de vacaciones con su aguinaldo autorecetado de más de 500 mil pesos, disfrazado de bonos y partidas de gestión.

Por eso ninguno de ellos han dicho esta boca es mía, porque usted y yo les valemos gorro, por no decir el término correcto.

Por eso aquellas promesas de campaña de que defenderían como perros el bienestar de sus representados está en la letrina a donde la mandaron nuestros
diputados federales.

Su preocupación por los jodidos que valemos un solo voto se acabó el 5 de junio pasado cuando el PRI perdió la elección y Baltazar Hinojosa se convirtió en el Labastida cuerudo.

Ya vendrán con la cola entre las patas a mediados del 2018 prometiendo lo mismo, con cara de salvadores y estaremos nosotros ahí, tal vez con la memoria fresca para recordarles que un diciembre como este nos dejaron solos a merced del tirano que manda en Los Pinos, o quizá volvamos a tropezar con la misma piedra.

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