Con el arranque del 2017, también se da, aunque de manera informal el inicio de la carrera por la primera reelección de alcaldes en Tamaulipas, tomando en cuenta que el periodo que arrancó hace tres meses es de dos años, los presidentes que quieran jugar por un periodo más; este si de tres años, tienen sólo 12 meses más para demostrar que pueden y ahí está el problema.
Así es mis queridos boes, hay ahora 43 aspirantes a la reelección, aunque cuando uno les pregunta ellos se hacen los desentendidos e insisten en que no piensan más que en hacer bien su chamba por estos dos años.
La gran verdad es que a ninguno de esos 43 alcaldes le disgusta la idea de pasar a la historia como el primer presidente municipal en reelegirse en cada uno de sus municipios, para eso trabajan ya, por eso las sensibilidades a flor de piel cuando se les cuestiona, critica o ataca en las redes sociales o en los medios de comunicación.
Pero otra gran verdad, hay que decírselos, es que será sumamente difícil que en el 2017 logren los suficientes méritos para que los que votaron por ellos, lo vuelvan a hacer en el verano del 2018.
Y es que no se trata de que los 43 aspirantes a la reelección no sean buenas personas, no tengan sensibilidad para sus ahora gobernados, no piensen en mejorar la infraestructura municipal, no quieran poner al cien los servicios públicos, no se trata de eso.
Se trata señoras y señores de dinero, de recursos, eso es lo único que no habrá suficiente este 2017 y como ya saben, las obras, los programas, los servicios públicos no se hacen solo con voluntad, porque el ingrediente indispensable es el dinero.
Para empezar, tenemos que recordar que buena parte de los municipios han quedado endeudados por muchos años y sus recursos, por tanto, comprometidos como para pensar en grandes obras.
Segundo, el panorama nacional indica que al gobierno de Enrique Peña Nieto ya le vale gorro lo que ocurra en Estados y municipios y la constante será la de los recortes a las partidas federales.
Tercero, en el plano mundial la cosa no pinta mejor, con un planeta convulso por la crisis y las guerras, no hay señales de inversión que nos hagan prever cosas buenas.
No es un pronóstico fatalista, es la mera realidad, porque a un día del 2017 ya pagamos hasta el 20 por ciento más por la gasolina y júrenlo que las noticias de los días que vienen serán de incremento a: pasajes, canasta básica y energéticos en general.
Ante ese entorno ¿qué chance puede tener un alcalde que lo más que puede hacer es gestionar obras ante el estado y la federación como para poder lucirse y buscar la reelección?
¿Votaría el ciudadano por un alcalde o alcaldesa que no tuvo ni siquiera la más mínima oportunidad de cumplir con los compromisos que se hicieron en las campañas que los llevaron a la victoria?
Más aún, tenemos que reconocer que buena parte de los alcaldes de bandera panista lo son no gracias a su popularidad o proyectos de gobierno bien recibidos por los ciudadanos, sino porque fueron arrastrados al triunfo por la ola que generó el gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca.
Peor en el caso de los alcaldes de extracción tricolor, porque con un gobierno federal visto como el peor de los villanos, sin la paternidad del gobierno del estado, hoy en manos de los panistas, el panorama les pinta peor, porque a ello le suman los factores arriba señalados de la falta de recursos.
¿Entonces nadie podrá repetir por primera vez en las alcaldías?, supongo que habrá quienes logren obtener los méritos suficientes para que así ocurra, pero tendrán que hacer un doble o triple esfuerzo.
Supongo que los ciudadanos agradecerán que al menos en el tema de los servicios públicos los alcaldes puedan cumplir.
Estoy cierto que si el contribuyente ve sus recursos aplicados en alumbrar las calles de su colonia, recoger oportunamente la basura y mantener los pavimentos de manera aceptable, los alcaldes tendrán puntos a favor.
Si tras cumplir con los servicios públicos, los alcaldes tienen la suficiente creatividad y tacto para la gestión y se logran algunas obras de las que prometieron, sumarán más ganchitos.
Pero además, si los ciudadanos se sacan de la cabeza que las corporaciones de tránsito son usadas como órganos recaudatorios se anotarán muchos puntos.
Hay que sumarle que a los de a pie, no nos gustan los alcaldes fantoches, los que acomodan y hasta presumen su nepotismo mostrando a parientes, novias y demás en las nóminas municipales.
Los de a pie, agradecemos los gestos de cercanía de los alcaldes que están con los más fregados en la campaña, pero que también meten el hombro a la hora de las tragedias por fenómenos naturales y comparten los días de fiesta.
Insisto, la crisis es ahora el principal enemigo de los alcaldes que quieren reelegirse, quien o quienes lo logren de estarán hechos para cosas mayores.
Comentarios:
meliton-garcia@hotmail.com
Twitter: @melitong




