El barrio es la cadena de corazones de la ciudad. El primer cuadro de la ciudad representa el color por el calor de lo humano y el sentimiento de lo familiar.
Sus características están atadas ala arquitectura vernácula y a una cultura culinaria y remedios caseros que le dieron su fresca autonomía. El barrio en cadena era un correo de voz y por lo mismo demarcaba la seguridad urbana.
El barrio así era cultura, desde las bodas, la primera comunión, las fiestas religiosas y la pachanga familiar.
El crecimiento de la ciudad, el desarrollo de los fraccionamientos y la pérdida de los lazos de identidad de barrio de una vida sencilla transformada por los lujos y las vanidades humanas que el confort compra.
La nueva ciudad se amuralla y los centros religiosos tradicionales de convirtieron en espacios para ricos y para pobres.
Sin duda el progreso, pero también la lapida del mal que esconde la soberbia de la corrupción, en los fastuosos palacetes y el decorado de una arquitectura plana pegajosa, que no ofrece expectativas estéticas y representa a la burguesía emergente, burocrática.,heredera del poder y una clase social de blasones curtidos y roídos por la herencia agotada.
Dejaron el barrio, porque la piel. Ya no lucía en los modernos establecimientos y el desfigura de su triunfo social.
El barrio perdió su color. Pero no su alegría, que arquitectos como los Tirado tratan de transformar con la belleza de los árboles y el color de las casas.
Estos, cultura al barrio en lo visual y la convivencia urbana.




