Las encuestadoras en México, son como una especie de pitonisas que juegan con la imagen y la percepción ciudadana hacia sus gobernantes. En el caso del gobierno peñista, lo han traído por la calle de la amargura, pero conforme se acerca el momento de la sucesión, le han ayudado un poquito.
Lo cierto es que el actual sexenio presidencial, está en la lona, políticamente hablando, y sus genes en materia de popularidad y aceptación, no están como para engendrar una candidatura fuerte, en unos meses más, cuando se dé el destape. El “bebé” por nacer, trae una herencia de inseguridad, de pobreza social y de corrupción, difícil de disimular o de suprimir.
Por cierto, la lucha por la candidatura hacia el interior del gabinete peñista, ha cobrado una mayor virulencia, después de las elecciones en Edomex. Sus características tienen cierta similitud con el juego de Juan «Pirulero», por aquello de que, cada quien atiende su juego.
Mientras que Luis Videgaray y compañía hacen lo suyo, y buscan aislar a su adversario Miguel Ángel Osorio Chong, el político hidalguense de ascendencia oriental, se las cobra a lo chino, bombardeando a sus enemigos en las columnas nacionales.
Ayer lunes, para no ir muy lejos, Raymundo Riva Palacio les tiende la cama a los amigos Videgaray y Meade, señalando que, el segundo está anulado estatutariamente, por no pertenecer al PRI, y al primero lo quema, su marcada proximidad con Peña Nieto. Advierte también que si el Presidente se obstina en que alguno de estos dos sea su sucesor, desencadenaría una rebelión priísta. Así de claro. Cuando uno lee este tipo de expresiones, “una rebelión priísta contra el Presidente”, no puede menos que pensar en cuestiones extremas. Hasta ahora, ni siquiera Carlos Salinas, con un candidato asesinado y una guerrilla en Chiapas, sufrió de una situación igual, pues si bien es cierto que, terminaron por imponerle a Zedillo como sucesor sustituto de Colosio, la cosa no llegó a grados tan exagerados.
Por supuesto, aquí lo que está en juego, es la posibilidad de que el Presidente Peña, se decida por un candidato impopular, y divorciado de los consensos políticos y ciudadanos, lo cual agravaría todavía másel asunto. Acerca de ello, nos habla la columna de ayer, escrita por Ricardo Raphael cuyo título, “TUCODE, Todos Contra el Dedazo”, no deja lugar a dudas sobre el clima anti imposición, que ya se gesta rumbo a la XXII asamblea nacional del PRI.
El columnista cita a Ivonne Ortega y a Beltrones, personajes que estarían en la cresta de esta ola de rebeldía, sin descartar a un Osorio Chong, cuyo liderazgo en las encuestas, lo coloca como más proclive a una consulta democrática.
En el otro extremo, los que se verían favorecidos por “el cariño” presidencial, serían personajes como Videgaray, Meade, o Aurelio Nuño, entre otros, pese a que ninguno de ellos cuenta con los rangos de aceptación interna y popularidad suficientes, como para ser postulado a la
Presidencia. A estos últimos, hasta el más chimuelo del PAN le da una trapiza y para Andrés Manuel, serían presa fácil.
Sin embargo, si el Presidente Peña se lo propone, obviamente que designará a quien el decida, pero a costa de un terremoto político, comparable o todavía mayor que el de 1988, cuando De la Madrid se inclinó por Carlos Salinas.
En cambio, si EPN quisiera, podría recurrir a una elección interna de consensos, y ello favorecería al fortalecimiento del abanderado prísta, ante los opositores que ya se relamen los bigotes, porque Peña les envía a uno de sus querubines tecnócratas.
La pregunta es: ¿el supuesto movimiento interno de priístas para cerrarle el paso al dedazo presidencial, es real, y llegará hasta sus últimas consecuencias de fragmentar al PRI?
¿O bien estamos hablando de las típicas presiones coyunturales que solo buscan lograr chambas y conseguir posiciones, a base de cobrarle caro a EPN su inclinación por imponer a uno de sus queridos amigos?
Ya se verá.
Que Egidio quiere ser senador
El PAN acaba de enviar señales de apaciguar cualquier asomo de calentura hacia el interior de su partido. Pero conforme avancen los tiempos, frenarlos será casi imposible. Nombres como los de Ismael García Cabeza de Vaca, César Verástegui, o bien el de Gerardo Peña Flores, siguen sonando.
En el lado priísta, los nombres de Edgar Melhem, Sergio Guajardo y Alejandro Guevara tambien se mueven. Las caballadas de unos y de otros andan flacas. Según sus allegados, el que anda con la tentación, es el ex gobernador Egidio Torre, mismo que ha confesado que, su corazoncito late por
una senaduría. De ese tamaño andan las cosas.
Otras dos figuras con suficiente punch, son Carlos Enrique Cantú Rosas o bien José Ramón Gómez Leal.