La anunciada alianza del PAN y el PRD de cara a la sucesión presidencial del 2018, disfrazada de Frente Amplio Opositor, está condenada al fracaso.
Aunque bajo determinadas circunstancias las alianzas estratégicas entre partidos políticos incompatibles ideológicamente resulta viable, la aludida no lo es porque en vez de fortalecer a la izquierda y a la derecha establece un punto de ruptura del Partido del Sol Azteca que estaría en riesgo de convertirse en un satélite de Acción Nacional, como le ha sucedido ya en varios Estados de la República en los que participó coaligado con los albicelestes.
Y si no rectifican a tiempo, a las dos agrupaciones podría sucederles lo mismo que en la contienda presidencial de 1988, cuando la izquierda creó un Frente Amplio Opositor encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y el PAN otro Frente Amplio igual, este liderado por Manuel Clouthier del Rincón, favorecer otra vez el triunfo del PRI.
En la elección del año que viene, sin embargo, el principal perjudicado sería el Partido de la Revolución Democrática ya que a la hora de las
votaciones los miles de militantes y seguidores que no están de acuerdo con la coalición con el partido blanquiazul van emitir el sufragio en favor de MORENA, pero no serán suficientes para doblegar al Revolucionario Institucional.
La experiencia de la elección de gobernador del Estado de México demostró el pasado 4 de junio que sólo una coalición integrada por el PAN, el PRD y el del Movimiento Regeneración Nacional estarían en posibilidades de sacar al tricolor de los Pinos.
Divididos, se repetiría la historia de hace 29 años.
Para resolver el problema de ¿quién sería el candidato que abanderaría al Frente? Tendría que recurrirse a las encuestas ciudadanas, sin embargo, como en el caso de que este fuese AMLO, y el PAN y el PRD no lo aceptarían, el Frente se reduciría al PAN y al PRD y el candidato presidencial surgiría entre Margarita Zavala o Ricardo Anaya Cortes.
A los perredistas les darían sólo las migajas.
La mencionada en primer término, por cierto, como estaba anunciado, realizó ayer una gira por Tamaulipas para promover sus aspiraciones presidenciales. La ex Primera Dama de México arrancó en ciudad Victoria por la mañana, en donde se reunió con el gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca, y remató al anochecer en Altamira, a donde arribó por vía terrestre.
En la capital tamaulipeca dijo que, tras lo ocurrido en las pasadas elecciones de gobernadores, es necesario revisar la relación del partido con el gobierno federal y urgió al alto mando a definirse de cara a la elección presidencial.
En Altamira, la esposa del ex presidente Felipe Calderón visitó la casa “Yo con México” y luego asistió a una con un millar de personas que le ofrecieron sus simpatizantes en el malecón de la Laguna de Champayán, en la que estuvo acompañada de la alcaldesa Alma Laura Amparan Cruz, entre otros invitados.
Ya que hablamos de la tierra de Cuco Sánchez, no obstante la crítica situación económica en la que se debate el país, en el lapso comprendido entre diciembre de 2016 y abril de 2017 la Comisión Nacional de Vivienda otorgó créditos por más de 436 millones de pesos a 2 mil 105
familias altamirenses de escasos recursos.
Pero ¿por qué se escogió a este municipio? Por el crecimiento sostenido que ha tenido el empleo formal en el lugar, que, de acuerdo con el IMSS, es el más elevado de Tamaulipas y no únicamente porque es el que ofrece mayor número de plazas a los trabajadores sino porque se trata de empleos bien remunerados, arriba incluso de los que se pagan en Tampico y ciudad Madero.
El mérito de la presidente Alma Laura es haber garantizado las condiciones de tranquilidad laboral y las buenas relaciones obrero-patronales, factores que inspiran confianza y seguridad a los inversionistas.
Los miles de perredistas del área metropolitana, como los de otros Estados, han adelantado que si se concreta la alianza del PRD con los panistas, votarían por los candidatos del partido de López Obrador, en el caso del municipio maderense por Adrián Oseguera Kernion, que podría convertirse también en el principal receptor y beneficiario del sufragio de los priistas resentidos.
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