La dama llegó, medio vio, no convenció a casi nadie y por lo tanto, al contrario de una famosa frase, no venció.
Un par de reuniones cupulares en la capital tamaulipeca, una fugaz aparición casi de relleno en la misma y un evento abierto en Altamira, definieron la visita al Estado de Margarita Zavala, la esposa del ex presidente Felipe Calderón, dentro de sus actividades para tratar de ser ungida como candidata del Partido Acción Nacional a la Presidencia de la República.
Por qué no agendó la señora una aparición pública en tierra victorense fue tema de variadas especulaciones, algunas escabrosas y otras lindantes en lo risibles, pero en lo personal esa decisión y su elección del sur como escaparate parece una señal de que su reducto en esta patria chica es la corriente panista más rancia en la Entidad. Precisamente la de Tampico, que presume de ser una especie de aristocracia azul.
Tal vez así lo vea la ex primera dama del país o tal vez sea cierto que la familia sureña sea su mejor aliada en estas latitudes, pero marcar territorios de esa manera, haciendo sentir al panismo del centro y en menor medida al norte de Tamaulipas –por lo menos es lo que se percibe– que ambas regiones no son sus favoritas en sus simpatías ni siquiera para un mensaje, no parece ser una estrategia apropiada para sumar adeptos en donde gran parte de sus correligionarios partidistas mantienen en los primeros lugares de sus favores a futuro al presidente nacional panista Ricardo Anaya y al ex gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle.
Todo, debo insistir, son sólo especulaciones, ciertas, falsas o retorcidas, pero generadas precisamente por la falta de comunicación de Margarita con sus votantes potenciales en los sitios no atendidos.
Ya lo dice claro un viejo refrán: Santo que no es visto, no es adorado…
Dos explicaciones
Si es el PRI, parece su viejo estilo. Por lo menos en sus artimañas.
Ayer, el más abierto aspirante hasta ahora a la Presidencia del Partido Revolucionario Institucional en Tamaulipas, Óscar Luebbert Gutiérrez, sufrió la primera embestida real desde que echó a andar la maquinaria para tratar de alcanzar esa posición en la ya cercana asamblea de ese instituto, organizada para renovar esa dirigencia.
La ráfaga contra el ex senador y ex alcalde de Reynosa apareció en forma de trabajo periodístico en el sur, pero quienes conocen los escenarios políticos del Estado tienen una certeza: El origen está en el centro.
¿Es fuego amigo o es una andanada del poder en turno?
Las dos posibilidades parecen factibles. Dentro del PRI los principales adversarios de Luebbert para pilotear al tricolor están en Ciudad Victoria, donde no se han restañado totalmente viejas heridas en ese grupo por los señalamientos del bloque fronterizo sobre el “agandalle” de posiciones de los capitalinos en los sexenios de Eugenio Hernández y Egidio Torre.
La otra explicación potencial no carece de piso. Oscar, pese a su perfil conciliador ha sido una piedra en el zapato del panismo en la zona norte y en especial de la corriente que ahora domina la política estatal. Nada raro sería que fuera una dosis anticipada de metralla para hacerle evidente que no es bienvenida su probable participación en el manejo priísta en la Entidad.
Cualquiera que sea la respuesta, a Luebbert debe quedarle claro que sus enemigos, propios o ajenos, son poderosos y no se cruzarán de brazos para verlo recorrer el Estado con su alegre séquito.
Habrá que ver la capacidad de respuesta del reynosense…
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