8 diciembre, 2025

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Es la confianza, secretario

La Feria

Si una obra que inauguró y presumió el presidente de la República tres meses después se desfonda, la explicación lógica es la metálica: la falla no estuvo en el concreto, sino en quienes lo hicieron compadre.

Pasada la tragedia, han aflorado testimonios y documentos que evidencian una atención negligente a llamados de alerta de pobladores y autoridades locales, por parte del titular de la delegación de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) en Morelos, José Luis Alarcón Ezeta, despedido ayer por el secretario Gerardo Ruiz Esparza.

Sin embargo, la crisis por el socavón no va a conjurarse con el despido del eslabón más débil. Pues el hoyo que se abrió en esa carretera ha desnudado graves irregularidades por las que debe responder Ruiz Esparza.

Ayer en el programa de Carlos Loret, el secretario de Comunicaciones y Transportes dijo varias cosas interesantes. Una de ellas es que antes de este miércoles no tenía reporte alguno sobre lo que terminó siendo una tragedia y una vergüenza nacional.

Qué modelo de gestión tan interesante (not) nos plantea el secretario Ruiz Esparza, quien de hecho sabrá Dios qué cosas más relevantes le impidieron el miércoles asistir más pronta y oportunamente al lugar de los hechos (le tomó seis horas llegar al socavón). Tal vez no confía en las carreteras y estaba esperando un helicóptero. O a lo mejor se quedó a algún festejo del día del abogado, que es su profesión.

El caso es que si es cierto que Ruiz Esparza nunca supo de los oficios que le giraron desde gobiernos en Morelos al Centro de la SCT para alertar de las malas condiciones del drenaje, entonces de qué le informan al secretario sus colaboradores.

Si corrió a Alarcón Ezeta, ¿qué debe hacer con José Antonio Rodarte Leal, coordinador general de Centros sumió el presidente de la ReSCT? ¿Él tampoco supo nada? ¿Y si pública tres meses después supo no dijo-hizo nada? ¿Y qué hacer

El gobierno norteamericano, conforme locado el grave tema de la elevación de

los salarios en México como condición insalvable para la renegociación del TLCAN. Demanda impulsada en México por sindicatos independientes, fuerzas progresistas, académicos responsables y dirigentes sociales, ante la tozudez de las autoridades que se han ensañado en el descenso a la remuneración del trabajo.

En Estados Unidos se argumente que por “efecto de arrastre”, los salarios de ese país tampoco han podido alcanzar los niveles adecuados para no perder competitividad con México y otras regiones del mundo. La exigencia de incluir los temas laborales en el tratado provino del norte, ya que el gobierno mexicano condicionó la firma a que se excluyera el tema del salario así como los derechos humanos, que pasaron a formar parte de los “acuerdos paralelos” que no son vinculatorios. Un proyecto fundado en la explotación de la mano de obra y la reducción de las libertades civiles.

Después de las tres elevaciones generales de salarios -20% en 1973, 22% en 1974 y 23% en 1976el diferencial de la remuneración básica entre los dos países llegó a ser de cuatro a uno. Por obra de la política oscurantista de los dos primeros gobiernos neoliberales, cuando la suscripción del tratado un trabajador norteamericano ganaba 13.15 pesos la hora, mientras que el mexicano ganaba 1.79 pesos la hora: diferencial de doce a uno, que se ha venido acrecentando hasta llegar a la proporción 16 a 1. Esta es la causa eficiente de que en 25 años 12 millones de compatriotas hayan migrado. La tasa de pobreza rebasa hoy el 55%; con 20 millones de personas adicionales, mientras que en Latinoamérica ésta ha descendido en el mismo periodo del 48 al 28 por ciento.

El Secretario de Comercio de Esta-

dos Unidos reiteró que la política salarial en México está afectando la economía norteamericana y es considerada como una práctica desleal o “dumping laboral” que daña a los trabajadores de su país, porque los inhibe en sus demandas ante la amenaza de que las inversiones emigren a nuestro país. Añade que

el descenso de la capacidad adquisitiva en

a su propia óptica económica, ha coMéxico impacta a toda norteamérica porque

con Clemente Poon, director general de Carreteras, y qué hacer con Óscar Raúl Callejo Silva, que antes fue director general de Carreteras cuando se licitó el fatídico Paso Express y hoy es el número dos de la SCT? ¿Ellos tampoco supieron nada? ¿Alguien sabe algo en la SCT?

Qué raro que Ruiz Esparza no sabía los últimos acontecimientos de un proyecto que, digo, uno pensaría que le habría desvelado un poco, al menos un poco porque no sólo se atrasó, sino que costó el doble de los mil 45 millones de pesos en que fue cotizado; y que encima, como lo detalló Leonardo Núñez ayer en el noticiero de Carlos Puig, tuvo observaciones de la Auditoría Superior de la Federación por 270 millones de pesos.

Y además de lo reportado aquí ayer, de que una de las empresas constructoras (Epccor) es en realidad operada por aquellos (Gutsa) que tras el fiasco de la Estela de Luz fueron inhabilitados, qué decir ahora sobre la otra empresa que hizo el Paso Express, Construcciones AldesemSAdeCV,delaque#dicenquela suerte le ha favorecido porque un Del Mazo, y no precisamente el que acaba de competir en el Edomex, es su señorial estrella de la buena suerte. ¿Será?

Nada devolverá la vida a los dos morelenses que cometieron la osadía de confiar en el gobierno: tomaron el Paso Express para llegar más rápido a trabajar.

Porque es la confianza lo que Ruiz Esparza ha socavado. No habrá automovilista que no se la piense dos veces antes de tomar una carretera que costó dos mil millones de pesos del erario. ¿Qué tal que es una trampa mortal, y el secretario ni enterado?

Twitter: @SalCamarena

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