En mi artículo de ayer el corrector puso los huevos en otra canasta.
Cite a Cesare Pavese el inteligente y bello poeta que se suicida y en una de sus memorables páginas de su libro Oficio de Vivir, escribe: “No es suficiente con la fuerza y la veleidad, se requieren “güevos” duros, que no son otra cosa que el ‘Ojo Olímpico’”. Y mi corrector me puso: “Huevos”. Restándole valor a la palabra.
Y hoy publico este breve diccionario sobre los güevos y huevos:
Huevos de patio
Güevos de rancho (blanquillos).
Güevos Azules (los que hinchan).
Güevos tibios (culearse)
Güevos Divorciados (distanciados).
Güevos con chile…
Güevos estrellados. Aventados.
Güevos revueltos. Hechos bola.
Güevos podridos. Apestosos. De viejo.
De Güevos a Huevos. Tener gracia.
Bajarle de Güevos. Pararle el pedo.
Huevos de granja. Fabricados.
Güevos Proteicos. Inyectados.
Por mis güevos. Por puros güevos.
A güevo. Tiene que entrar.
A güevo es caldo chicharrón carnita.
Güeva de pescado.
Güeva de hueva.
Güevón (panadería del güevo).
Güevita. Cansancio ligero.
De ganso. Pesados.
De gallina culeca.
De avestruz (grandes para pintar).
Güevos de Pascua.
Con güevos (duros).
Le faltan güevos (culo).
Mi papá Pancho Rosales Pérez se encabronaba cuando no había huevos en casa y decía: “Güevos en esta casa nunca faltan…”
Y daba un fuerte puñetazo a la mesa.
En este México nuestro nos faltan güevos de Justicia. Los gobernantes son tibios y culos. Los güevos de los corruptos se hinchan a placer.
Faltan güevos duros, no blanquillos. Güevos de rancho.
O no lector?




