28 diciembre, 2025

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Venid…a Meade

Escenarios

Como cosa curiosa, la XXII Asamblea Nacional el PRI tiene acaparada la atención de la clase política de los partidos, a los empresarios nacionales, a las élites financieras internacionales, al gabinete legal y ampliado, a la cúpula del PRI y sus sectores, a los periodistas, intelectuales y demás actores que convergen en la política nacional.

Y no es para menos, porque a pesar de haber experimentado 12 años de alternancia del gobierno del PRI a otros del PAN, no se alteró la geometría política del país, en cuanto sabemos que los gobiernos de centro/derecha, siguen jugando un rol determinante, no sólo en México, sino en el mundo.

Atrás quedaron las nacionalizaciones fastuosas y fastidiosas de grandes empresas que antes pertenecían al pueblo, para pasar a manos de particulares que ahora los vemos en las revistas de corte social, ostentando la categoría de ser los hombres más ricos del mundo.

Triste o decepcionante, pero así es.

Vaya, eso de las expropiaciones draconianas, afortunadamente ya solo suceden en algunos países de Centro y Sudamérica que arrastran esos exacerbados nacionalismos en los que ya sólo unos cuantos ingenuos creen.

Ahora, bien, mucho imaginan que aquel que alguien se atrevió a llamar el “Mesías Tropical”, nos tiene al borde de convertirnos en un símil de Venezuela y por ende, tiemblan.

Y como no, si todas las encuestas le otorgan las preferencias.

En tanto, el PAN batalla para que su presidente no sucumba a la tentación de autoimponerse como candidato porque sabe, y sabe bien, que esa acción lo puede conducir a la ruptura hacia dentro. El “niño cerillo” conoce el entramado de su propio partido y está consiente que se puede llevar la candidatura con la venia de los de adentro, pero también que la pierde con los de afuera, por no decir con la traición de los de su misma grey.

Si, el niño, está en una real encrucijada y por ende, sufre.

En el PRI, las aguas agitadas que se dan al interior sirve para colocar en el colectivo imaginario a la marca. Están de regocijo porque han acaparado los medios. A pesar de que sus militantes se saben acorralados y con la desventaja de estar en tercer lugar en las mediciones demoscópicas, poco a poco, se reagrupan y piensan en la unidad para poder competir.

En tanto, su pieza clave en el ajedrez del gran elector, el hombre de las finanzas espera, con paciencia espera.

Con un equipo de expertos en ese arte de la política atrás de él, como lo es José Ramón Martel y compañeros de las lides juveniles, lo han llevado, con inteligencia imperceptible, a la mesa del juego. Ellos, como hombres conocedores de las reglas del juego, también saben y saben bien, que sólo es cuestión de tiempo.

En tanto, las fuerzas centrípetas y centrifugas de su partido, esas que conocen a cabalidad las reglas del juego, se preparan para alinearse a lo que diga el hombre de las decisiones. Saben, que en esa decisión estriba la única posibilidad de ganar, pero también les duele, porque no sale de sus filas. Comprenden que es el momento de abrirse, so pena de perecer.

Pero también padecen no haber creado el candidato ideal que debió salir de ellos mismos. Les lastima haber hurgado entre sus adeptos y no haber encontrado a quien jugar.

Mientras el hombre que despacha en una oficina del Palacio Nacional este sí permanece impávido, seguro, creciendo y recibiendo las muestras de simpatías y afecto de los de adentro, pero también de los de afuera.

Con la pasividad propia de quien sabe que sólo es cosa de tiempo, parece invitar a todos a que vayan a él.

Sabiendo que al final, cuando se dé la irremediable unción, los va a arropar.

Y sí, a todos los va a arropar.

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