A diferencia de la mayoría de las universidades públicas del país, la rectoría de la UAT la ha encargado siempre el gobernador en turno a un profesionista sin méritos académicos, el factor que se tomaba en cuenta no era la preparación ni la trayectoria de los elegidos, sino sólo que fuera uno de los amigos del mandatario o, en su defecto, alguien de confianza entre los amigos y colaboradores.
Esa fue una de las razones por las que llegaron al puesto elementos como Jesús Lavín Flores, José Manuel Adame Mier, Humberto Filizola Haces y José María Leal Gutiérrez. En la época negra del porrismo, los porros, según denunció el dirigente de la Facultad de arquitectura Eduardo Ramírez, alias “El Eddy”, antes de suicidarse en el año 2000 lanzándose del puente Tampico, que cada uno de ellos recibía un salario de 150 mil pesos mensuales y otros 400 mil en cada periodo de inscripciones.
En el periodo de Filizola, el diputado panista Pedro Granados Ramírez, apoyado por otros legisladores federales de Acción Nacional, solicitó y fue aprobada la práctica de una auditoría para que se aclarara a dónde iban a parar los 2 mil millones de pesos que por concepto de participaciones federales y estatales recibía entonces anualmente la Universidad.
Lamentablemente, un acuerdo político dejó en el aire la revisión de la documentación contable, que habría puesto al descubierto con lujo de detalles como manejaban los rectores el presupuesto.
El rector Jesús Lavín Santos del Prado fue destituido, sin tomar en cuenta a la comunidad universitaria, a los académicos, alumnos y maestros, por haber tenido la osadía de exigir al gobierno del Estado que le entregara completas las participaciones económicas, no “rasuradas” como era habitual, medida autoritaria para la que muchos fue un auténtico “golpe de Estado”.
Las consecuencias de tantas irregularidades fueron, entre otras, que la función académica de la institución de enseñanza superior, que en sus inicios fuera considerada vanguardista porque en ella se debatían abiertamente todas las ideas e ideologías, cayera a sus más bajos niveles y que fuera considerada la única universidad priista de México.
Durante los gobiernos estatales del PRI, las autoridades universitarias jamás permitieron, ni siquiera para guardar la apariencias, que los candidatos a puestos de elección popular del PAN, el PRD y otros partidos políticos de oposición al Revolucionario Institucional, expusieran en las instalaciones del Alma Mater sus propuestas de campaña ante los miembros de la comunidad estudiantil.
El único partido político al que se abrían las puertas de la máxima casa de estudios era al tricolor.
¿Terminará esa vieja política con el arribo de José Andrés Suárez Fernández?
No se sabe, sin embargo, la sociedad tamaulipeca espera que, como se comprometió el gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca al asumir el cargo, así como en la administración pública estatal y todas las instancias que manejan dinero de los contribuyentes, la Universidad Autónoma de Tamaulipas sea igualmente una auténtica casa de estudios, abierta a todas las corrientes del pensamiento universal, pero también libre de corrupción y que el sucesor de Enrique Etienne Pérez del Río, rescate el nivel académico.
Los tamaulipecos aplaudirán todo lo que se haga para devolver a la Universidad el brillo y la relevancia que le dieron sus fundadores en todos los órdenes del quehacer universitario y que la institución sea otra vez un ejemplo nacional.
Antes de concluir, el Maestro José de Jesús Sandoval Acuña sustentará otra conferencia magistral, esta vez sobre el tema, “La Revolución Sexual y el Arte de Amar”, a la luz de los máximos exponentes en la materia del siglo XX, Herbert Marcuse, Wilhelm Reich y Erich Form, que tendrá lugar el 23 de agosto a partir de las 17 horas, cinco de la tarde, en la Biblioteca Jesús Quintana, ubicada en la planta baja del palacio municipal, bajo los auspicios de la Dirección de Educación y Bibliotecas del ayuntamiento de Tampico.
Aprovechamos, asimismo, este espacio para enviar un abrazo solidario a nuestra colega y amiga Laura Gallifa Reyes por el lamentable fallecimiento de su padre, el señor Juan Manuel Gallifa Ramírez, quien era ampliamente estimado entre los trabajadores petroleros. Descanse en paz.
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