La versión que vimos el viernes por la noche del Tampico Madero fue inverosímil, un equipo que falló en todos los sentidos, un sistema de juego, sí es que tenían uno, muy opaco, a los jugadores los vi sin alma, no tuvieron esa adrenalina, esa actitud como se juegan los clásicos.
Se tuvo una celeste sin ganas de sumar , no vi a ningún jugador que sacara el liderazgo y motivaran a a sus compañeros, todos estaban apáticos, iban por un balón a fuerza, hacían sus marcas sin sentido, un equipo partido desde el banquillo.
Tampoco noté a Eduardo Fentanes metido en el juego, muy pocas veces salió de su área técnica, fueron apagados por un rival que entendió desde el silbatazo lo que de por medio estaba en juego.
Sí los Correcaminos pisotearon el orgullo celeste y eso fue gracias a jugadores que pensaron que con el simple hecho de portar los colores ya iban en automático ganando.
Y no, no fue así, me sorprendió mucho el accionar de la escuadra del Tampico Madero, creo que todos, aficionados, los villamelones, la prensa deportiva, los portales de internet, todos, no hubiéramos juzgado tanto si un equipo de la «partía» en la cancha, pero no fue así, hicieron el peor cotejo en el peor momento, un clásico tamaulipeco.
Me atrevo a decir que ni la versión del técnico Miguel García jugó igual el clásico en su mandato que lo que vimos el viernes.
No apareció la garra, la motivación , la presencia de Diego Esqueda, no estuvo el liderazgo en la zaga de Diego Menghi, mucho menos vimos la experiencia de Daniel Ludueña, y por ende desaparecieron elementos como Javier Orozco y que digo de Jesús «El Churpias» Moreno, que desde el torneo pasado seguimos esperando su mejor versión, oportunidades las ha tenido pero no siento que las aproveche y él lo sabe.
Ojalá que la directiva, jugadores, cuerpo técnico, tome toda esa lluvia de críticas que les llegaron en redes sociales, de la mejor manera, que vean lo positivo, que se inyecten de coraje para revertir la situación, que se motiven y tengan una semana con ansias a que llegue el sábado para que los Potros paguen la vergüenza que hicieron pasaron a miles de aficionados la humillación que se siente perder un partido con el rival más odiado deportivamente hablando, si esos jugadores y Fentanes, no entienden lo que portan, lo que representan, no merecen, no se merecen vestir la camiseta de la Jaiba Brava.
Es fácil bloquear, vetar, pero más difícil es entender que la autocrítica también cuenta en el futbol .
Buena vibra!!




