Reyes Heroles y Colosio Murrieta fueron los últimos ideólogos del tricolor
La unidad que tanto reclama el PRI se prevé utópica en el proceso actual
Ietam autoriza que 22 independientes busquen el 3% de apoyo municipal
‘El Bronco’ fue inflado por el Gobierno federal para quitarle votos al ‘Peje’
La usura bancaria recurre a la contracción crediticia para cobrar intereses
Hasta la contienda federal del 2000, Tamaulipas se distinguía por ser nicho priista, pese a los notorios roces y diferencias entre sus diversos grupos de interés, que zanjaban su disputa con el reparto de posiciones. Sin embargo la cuestionable actuación presidencial y del Gobierno estatal, tanto como el desprecio de la cúpula partidista al reclamo ciudadano de democratizar sus procesos selectivos de candidatos, influyó para que electorado castigara en las urnas al PRI, haciéndolo morder el polvo en la justa de ese año y en las dos subsecuentes.
De ahí que el tricolor pudiera continuar en la lona, al menos aquí, en el estado, por tampoco esta vez tomar en cuenta a los tamaulipecos, en torno a la postulación de su abanderado presidencial. Y por lo que se observa, ni lo hará para designar candidatos al Congreso de la Unión.
No obstante en este (su) proyecto de recuperación la frase más trillada que utilizan es procurar ‘la unidad’, con miras al 2018.
Y sobre ésta, dos de los ideólogos más distinguidos del tricolor –uno fue Jesús Reyes Heroles y el otro, Luis Donaldo Colosio Murrieta–, cada cual en su época y circunstancia, acuñaron propuestas que todavía no se llevan a la práctica, pues sus ideas progresistas para muchos jóvenes de la nomenclatura partidista son (ya) anacrónicas. Y, para otros, los que aún forman parte del jurásico (también llamados ‘dinosaurios’), les resulta en lo personal más cómodo desconocer ambos legados
(tan importantes para la reactivación del membrete) que revivir muertos.
Como fuere, sé que el pensamiento de ambos ideólogos será esencial en las campañas, porque existe la necesidad de cohesionarse como familia partidista. Al menos que ya esté pactada otra jugarreta.
Y más cuando el disgusto poblacional asoma mayúsculo ante el mar de reformas lesivas para la economía familiar.
Esto lo sabe y bien el presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) priista, Enrique Ochoa Reza, por lo que en todos los escenarios podría dar pauta para privilegiar la memoria de sus antecesores (qepd).
El veracruzano, fue dirigente tricolor desde el 21 de febrero de 1972 hasta el 24 de septiembre de 1975 –durante el régimen presidencial de Luis Echeverría Álvarez–; y, el sonorense, del 3 de diciembre de 1988 al 8 de abril de 1992, cuando Carlos Salinas de Gortari sembró en México el neoliberalismo
Recurso
Por eso ahora el rollo actual (en circunstancias distintas), es proclamar que el tricolor privilegiará su postulado más importante: el de justicia social.
En respuesta –y ya fuera del CEN del PRI–, tanto Echeverría como Salinas, dedicaron cuanto recurso estuvo a su alcance para denostarlos.
Tan es así que, a Jesús Reyes Heroles, ‘El diablo de San Jerónimo’ lo satanizó –como dirigente priista, director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y en los años posteriores (hasta el grado de en público acusarlo de alcohólico)–; mientras a Luis Donaldo Colosio Murrieta ‘El innombrable’ y su séquito de cómplices –encabezados por la ‘materia gris’ de su régimen, el francés Joseph Merie Cordova Montoya–, tanto lo acosaron para renunciar a la candidatura presidencial, que se fortaleció y, por su liderazgo innato, fue postulado.
Ahí están los archivos periodísticos que no admiten dudas.
El primero sobrevivió la embestida, pero el 19 de marzo de 1985, en Denver (Colorado, EU) perdió su última batalla ante la cirrosis hepática y cáncer pulmonar que lo aquejaban, cuando contaba apenas con 63 años de edad.
Y el nativo del municipio Magdalena de Kino, fue asesinado vilmente en la populosa colonia Lomas Taurinas de Tijuana (Baja California), el 23 de marzo de 1994.
Días posteriores al pronunciamiento de estas palabras (emitidas el 6 del mismo mes):
“Veo un México de comunidades indígenas, que no pueden esperar más a las exigencias de justicia, de dignidad y de progreso.
“De comunidades indígenas que tienen la gran fortaleza de su cohesión, de su cultura y que están dispuestos a creer, a participar, a construir nuevos horizontes.
“Veo un México con hambre y con sed de justicia.
“Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales.
“Como partido de la estabilidad y la justicia social, nos avergüenza advertir que no fuimos sensibles a los grandes reclamos de nuestras comunidades; que no estuvimos al lado de ellas en sus aspiraciones; que no estuvimos a la altura del compromiso que ellas esperaban de nosotros.
“Tenemos que asumir esta autocrítica y tenemos que romper con las prácticas que nos hicieron una organización rígida.
“Tenemos que superar las actitudes que debilitan nuestra capacidad de innovación y de cambio… Empecemos por afirmar nuestra identidad, nuestro orgullo militante y afirmemos nuestra independencia del gobierno (en sus tres niveles)”.
Más autocríticas
Corto resulta este espacio para evocar a los dos ideólogos.
Y, por esta misma razón, sólo consigno algunos de sus enunciados.
Dijo Jesús Reyes Heroles:
“Todo partido requiere de idealismo, de tener grandes objetivos.
“Pero si ignora la realidad, si quiere encajar los hechos en las ideas que profesa, a más de caer en un trivial esquematismo, incurre en un pecado político imperdonable: el del dogmatismo.
“No es un fenómeno nuevo y no se trata de escamotear el conflicto generacional recurriendo a un viejo expediente: ofrecer posiciones… por convicciones…
“Luchemos contra aquellos realistas que, a nombre del realismo, condenan las ideas y los ideales. Luchemos contra aquellos que, por preservar la pureza de los principios, ignoran la eficacia de la acción.
“Luchemos contra los que, a nombre del orden, quieren la dictadura para oprimir.
“Eso sí, igualitariamente a todos. Luchemos contra quienes, a nombre de la libertad, quieren el desorden.
“Y vivimos tiempos que exigen pasos firmes.
“No peligrosos brincos.
“Somos el partido en el Gobierno. Pero no somos el Gobierno.
“Debemos ser la vanguardia del gran pueblo mexicano.
“Los hombres en el gobierno no pueden hacer todo lo que quisieran.
“La búsqueda de la eficacia los limita.
“La reciedumbre de ciertas realidades, la búsqueda de lo posible, el imperativo de la conciliación de quienes gobiernan para todos, y no para un partido, constriñen las aspiraciones de los hombres en el gobierno; o los obligan a actuar dentro del gradualismo.
“Un partido debe atraerse militantes. Un partido debe estar abierto a quienes quieran iniciar la militancia. Un partido que se encierra, que se estrecha, peca de rígido y acaba en la quiebra.
“Tan mala es la confianza en la férrea organización, como (mala) la confianza en la espontaneidad absoluta.
“La primera asfixia las inquietudes de los militantes; (y) la segunda, lleva al desorden. Tan negativo para un país es el unipartidismo absorbente y autoritario, como el pluripartidismo excesivo, disgregante y anarquizante”.
¡Vaya, enseñanzas!
Independientes
El Instituto Electoral de Tamaulipas (Ietam) aprobó fast track las solicitudes de inscripción a 22 independientes que aspiran ser candidatos a presidente municipal, pues tan sólo una semana bastó para que les diera el aval aun y cuando el plazo reglamentario vence el 7 de enero del 2018. O sea, en 14 días más.
¿Acaso por eficiencia o para no truncar su asueto de invierno?
¡Vaya usted a saber!
Lo cierto es que los aprobados tienen de aquí hasta el 6 de febrero del año próximo para acreditar su apoyo del 3% del padrón municipal.
Y se placean ya, en:
Altamira: Luis Manuel Lara Suárez y Lucero Zaleta Pérez;
Burgos: Gonzalo Treviño Zúñiga;
Ciudad Madero: Jesús Olvera Méndez;
Jaumave: José Luis Gallardo;
Llera: Héctor Manuel de la Torre Valenzuela;
Mante: David Perales Segura y Beatriz Nájera;
Matamoros: Juan Martín Reyna García y Humberto Rangel Vallejo;
Nuevo Laredo: Víctor Manuel Vergara Martínez, Jorge Luis Miranda Nilo y Miguel Ángel Santos Guatemala;
Padilla: Héctor Michel Salinas Gámez;
Reynosa: Pedro Castorena González y Geovanni Francesco Barrios Moreno;
Río Bravo: Carlos Alberto Guerrero García y Miguel Ángel Almaraz Maldonado;
San Fernando: Claudio Capetillo Gómez;
Tula: Lenin Vladimir Coronado; y
Victoria: Nayma Karina Balquiarena Pérez y Héctor David Ruiz Tamayo.
Dos meses después (abril), el colegiado electoral decidirá si procede o no su registro.
Comparsa
El sistema de adhesiones vía electrónica, diseñado por el Instituto Nacional Electoral (INE) para autorizar las candidaturas independientes, ofrece cifras que permiten suponer que sólo Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón (a) ‘El Bronco’ jugaría por la libre en la contienda presidencial con todo y que José Antonio Meade Kuribreña (el precandidato priista) asegure ser apartidista.
Hace días solicitó licencia, por seis meses, para separarse de su cargo (la gubernatura de Nuevo León) en el interés de buscar más poyos en otras entidades –no obstante que el requisito de 866 mil 593 firmas lo rebasó con otras 308 mil 56–, quizás consciente de que su ‘nicho’ de influencia sólo se da en su entidad natal; o por así haberlo dispuesto el señor de Los Pinos al utilizarlo, por instrucciones de Carlos Salinas de Gortari, para restarle votos a Andrés Manuel López Obrador (a) ‘El Peje’ ya en la justa constitucional.
Fuera de Nuevo León –y hasta eso, más allá de su zona metropolitana integrada por 12 municipios (Monterrey, Guadalupe, Apodaca, San Nicolás, Escobedo, Santa Catarina, García, Juárez, San Pedro Garza García, Cadereyta, Santiago y Salinas Victoria–, poco se le conoce –incluyendo las restantes 39 localidades estatales–, por lo que me atrevo a suponer que en su estrategia Enrique Peña Nieto, para efectos electoreros, lo ‘inflaría’.
Por eso, desde ahora, empieza a circular el refrán que reza:
‘Con el tal bronco, la mafia del poder les meterá todo el tronco’.
Y, según se dice acá en el noreste, más pronto.
Contracción
En pleno diciembre, y, ante la insolvencia económica que padecen miles de tarjetahabientes, hay bancos que instrumentaron nuevos programas para la recuperación de su cartera vencida, ejecutando una contracción crediticia a todas luces lesiva para sus clientes.
Sin embargo, ninguna de estas medidas sería la panacea que alivie el grave problema que padecen las instituciones bancarias y menos quienes gustan utilizar el llamado ‘dinero de plástico’.
De ahí que diversos bancos, en los últimos días, hayan dado en enviar citatorios a sus clientes (aprovechando la época de aguinaldos), para exigir que en lo inmediato liquiden (totalmente) los intereses –generados por sus adeudos–, ofreciéndoles ‘la oportunidad’ de pagar con ‘abonos chiquitos’ el crédito total.
Claro, siempre y cuando cumplan con el pago puntual de los nuevos recargos.
Así, la banca en escaso un mes trasladó a cerca del 50 por ciento de sus ‘clientes problema’ (que cayeron en la cartera vencida) a bufetes especialistas en cobros extrajudiciales, para que mediante el terror traten de recuperar al menos el capital y una parte mínima de intereses moratorios, so pena de boletinarlos en el Buró de Crédito, que, por cierto, en breve podría iniciar una recapitulación en su sistema operativo.
La misma táctica de Banamex, aunque en menor escala, la practican Bancomer, HSBC, Banorte, Santander y otros, que no están dispuestos a perdonarle la vida a la ‘gallina de los huevos de oro’.
O sea, a sus tarjetahabientes, que desechan pagar su adeudo porque el gasto decembrino (cenas, regalos, etcétera) es primero.
Por esta misma causa la emisión de nuevas tarjetas de crédito se ha desplomado. Y es decisión de los principales bancos desincentivar a los usuarios comunes, castigando el uso de este servicio con la aplicación de tasas de interés onerosas.
Esto de acuerdo con informes que celosamente guardan el Banco de México y la Comisión Nacional Bancaria.
Motivos del endeudamiento
La necesidad de contar hoy con recursos líquidos, es apremiante para los particulares. Y de ahí se han agarrado las instituciones bancarias que tan sólo por el servicio de disposición en efectivo llegan a cobrar una comisión promedio que muchas veces rebasa el nueve por ciento; y al mismo tiempo ejercen una política más agresiva para contrarrestar la cartera vencida al limitar el otorgamiento de tarjetas a solamente los cuentahabientes ricos.
Otro de los efectos que resienten las personas que pretenden obtener tarjetas de crédito, es la condicionante del ingreso.
Hasta hace un año, quien percibía un ingreso mensual de dos salarios mínimos era sujeto de crédito; pero en la actualidad solamente la gente que compruebe percibir entradas mayores a los doce salarios mínimos puede aspirar a una tarjeta.
Es aberrante esa disposición de la usura institucionalizada.
Y así lo reconoce la Asociación Mexicana de Tarjetahabientes, a quien le resulta paradójico que mientras las autoridades de los organismos crediticios (expresamente las del Banco de México y de la Comisión Nacional Bancaria) realizan encuentros emergentes para ofrecer una serie de mecanismos que permitan a los bancos mantener sus niveles de capitalización y reestructurar su deuda, estos se nieguen a bajar sus tasas de interés y a la emisión de nuevos créditos.
En el primer caso –según advierte la Asociación Mexicana de Tarjetahabientes–, los bancos han ofrecido congelar los pagos mensuales, disminuir la amortización del capital e incrementar el pago de intereses de acuerdo con los niveles que alcancen los rendimientos. Pero ninguna de estas tres medidas garantiza ningún beneficio adicional para los usuarios.
Por el contrario, con este tipo de programas la banca sólo busca mantener ‘amarrados’ a los clientes por mucho más tiempo del estipulado en los contratos –cuando existen–, a fin de obligarlos mediante todos los recursos legales y extrajudiciales a pagar elevadas tasas de interés.
Tan es así que actualmente algunas instituciones, al negociar con sus deudores, se muestran harto ‘generosas’, hasta el grado de ofrecerles un año más de plazo para
el pago del capital, siempre y cuando en tiempo y forma liquiden los intereses.
Más se nota la embestida contra los tarjetahabientes cuando éstos rehúsan firmar tratos leoninos –les llaman contratos de renegociación de la deuda–, pues a cambio las instituciones bancarias, a través de abogados externos, promueven juicios ejecutivos mercantiles para recuperar el dinero y en su acometida muchas veces dejan en la calle a quienes otrora contrataron créditos.
E-m@il:
jusam_gg@hotmail.com




