Es para mi el último día del año cuando la nostalgia más me pega.
Después de todo un año lleno de aprendizajes, experiencias, errores, pérdidas, y muchas bendiciones, es el mejor momento para hacer un alto y reflexionar, pero a profundidad y no solo por encimita.
Estoy convencido que para poder avanzar en la vida es necesario hacer un examen introspectivo con mucha objetividad, que sobre nosotros mismos muchas veces termina siendo tendencioso, pero esto nos permite entender nuestros errores, buscar áreas de oportunidad y sacar lo mejor del año que terminamos para empezar el siguiente
con más herramientas para enfrentarlo.
Al menos así lo quiero ver yo.
Debemos entender que todo lo que pasa tiene una razón importante para nuestra vida, un nuevo año nos ofrece espacio para que lleguen más cosas, que todo lo que acaba nos permite tener más inicios, y que todo lo que perdemos nos ayuda a buscar nuevas oportunidades.
Es difícil aceptar que terminamos el año sin gente importante que tocó nuestra vida, pero que también nos dejó otras personas igual de valiosas y que conservaremos para el 2018.
El cierre de este ciclo nos permite revisar la lista de deseos-propósitos-metas con los que iniciamos este año, para saber cuáles debemos de continuar en el próximo, en cuáles debemos esforzarnos más para poder alcanzarlos y cuáles debemos de revalorar para saber si lo seguimos queriendo o es momento de buscar nuevos sueños.
Sobre lo que aprendí en este año, eso es más fácil, porque son nuevas herramientas con las que pretendo ser mejor persona, incluye ser mejor hijo, hermano, amigo, servidor, profesionista, ciudadano, mexicano, y un largo etcétera.
Recibí también lecciones duras que sin duda son las que nos dejan mayores aprendizajes, entenderlas, valorarlas y aceptarlas son parte del proceso de la vida y hay
que tratar de seguir avanzando.
Pero sobre lo que espero para el 2018, eso lo tengo bien claro, porque no hay cosa peor en esta vida que pretender navegar por el mar de los sueños en un barco a todo lujo, pero sin una vela que nos pueda impulsar hacia el puerto que hemos vislumbrado en nuestro horizonte.
Espero estimado amigo lector que el 2018 llegue cargado de energía positiva y muchas bendiciones, si no es así, hay que trabajar mucho para lograrlo y si sí es así, hay que esforzarse para disfrutarlo.
Mi eterno agradecimiento.
Qué curioso…
Lo que aprendí, agradezco; lo que me falta, busco; lo que perdí, acepto; lo que deseo, persigo; lo que amo, atesoro; lo que me falta, trabajo, lo que me sobra, desecho; lo que no sirve, tiro; y lo que extraño, pues me aguanto.
Feliz, bendecido y próspero 2018.