Terminar con la violencia en México es harto difícil, pero no imposible, si en verdad hubiera intención gubernamental. Y por más enérgica que fuera una estrategia encaminada a recuperar la seguridad, evidentemente la apoyaría el conglomerado social que ¡hasta la madre ya está de tantos crímenes!
El mejor recurso sería aplicar la pena muerte a los delincuentes, tras la comprobación de su culpabilidad; como a los funcionarios corruptos que sin reparo alguno los protegen.
Prueba de que esta medida funciona se dio en Singapur –en el 2000–, cuando Lee Hsien Loong tomó las riendas del gobierno que heredara de su padre, Lee Kuan Yew, castigando con trabajos forzados a narcotraficantes, criminales y violadores confesos, pero aplicándoles la pena de muerte a los más repetitivos, aunque se tratara de servidores públicos, políticos, policías o militares.
A la fecha, es uno de los países con mayor desarrollo económico.
Y, lo mejor, de los más seguros y pacíficos del mundo.
Empero, en un sistema de gobierno tan corrompido como el nuestro, la complicidad seguramente evitaría el castigo capital.
Los precandidatos presidenciales, por ahora, en sus discursos ofrecen que una vez instalados en el poder –aun cuando ni siquiera son candidatos formales–, implantarían medidas drásticas, sin atreverse a explicar, en qué consisten.
Ni siquiera Andrés Manuel López Obrador, quien propone dialogar con el crimen organizado para pactar su amnistía.
De cualquier manera él insiste en el tema; y hasta ofrece que en enero del 2018 habrá de exponer los pormenores de su proyecto.
De ahí se agarran sus oponentes políticos para desacreditarlo hasta la saciedad, sin tomar en cuenta que fue precisamente en sus establos donde otrora se dio patente de corso a los grupos delincuenciales para operar, sin restricción alguna, a lo largo y ancho de la República Mexicana.
Por tanto, ¿es o no descabellada su intención?
Recuérdese que fue durante los regímenes priistas cuando surgieron y hasta eso con inmunidad los cárteles –repartiéndose el territorio nacional–, ‘pero sólo para traficar con drogas y contrabando’, según se dice; y, a partir del 2006 (al estrenarse Felipe Calderón Hinojosa como presidente), cambió el ‘acuerdo’, al decretarse una lucha sin cuartel contra los grupos delictivos, no afines al señor de Los Pinos (en turno), que produjo el nacimiento de las bandas hoy dedicadas a la
extorsión, el chantaje y el secuestro, así como a la ejecución sanguinaria de sus víctimas.
Antes y aún, han aparecido involucrados políticos militantes de todos y cada uno de los partidos políticos, por lo que resulta insensato escupir para arriba.
Y más, cuando ejemplos existen de sobra para probar su participación, en actos ilícitos… aunque algunos se hayan dado en lo ‘oscurito’.
Según el mentado ‘Peje’, actualmente aquí en el país se registran (+/-) 76 homicidios diarios, originados por la disputa entre bandas delictivas, por lo que propone un pacto no para rendirse, pero sí para evitar que el pueblo, ajeno a su reyerta, siga siendo víctima.
En fin, hay que esperar que el tabasqueño explique cuándo, por qué y dónde habrá de dialogar con los grupos criminales.
Y en qué términos.
Puntadas
La promoción mediática de José Antonio Meade Kuribreña –al través de la pantalla chica–, poco impacta al conglomerado, que, burlescamente, da en repetir que: ‘si Peña nos llevó al despeñadero, él nos llevaría al meadero’.
¡Vaya eufemismos del pueblo!
Como aquél que reza: ‘Y con el mentado bronco, nos las dejarían caer hasta el tronco’, refiriéndose al ex mandatario neoleonés.
En cuanto al ‘Cerillo’ (precandidato panista) la vox populi filtra, a través de las redes sociales, que al albiceleste ‘le descubrió el fundillo y por eso al pueblo trata de engañar con su dedillo’.
¿Cómo antes lo hiciera Zedillo?
Andrés Manuel López Obrador no escapa al escarnio ciudadano, que (igual en las redes sociales) comenta: ‘con el Peje, la simulación estará por siempre, hasta que usted se deje’.
De Margarita Ester Zavala Gómez del Campo –cónyuge de FeCal–, la picardía cibernauta sigue reproduciendo esta frase: ‘¿Margarita es el coctel preferido de Calderón al iniciar su diaria adoración a Baco?
¡Vaya, puntadas!
Reelegibles
Hay, cuando menos, una decena de acaldes que apuestan a su reelección.
Pero de ésa caterva, solamente Óscar de Jesús Almaraz Smer cuenta con amplias posibilidades merced a su trabajo; aunque igual podría resultar nominado al Senado de la República o la Cámara baja.
En Matamoros, Jesús de la Garza Díaz del Guante (a) ‘El Chuchín’, se ha dejado seducir por aventureros mediáticos y falsos promotores –son los mismos que quebrantaron las arcas municipales–, en su ambición de ser el alcalde hasta el 2021.
Allá en el antes sólido sur María Magdalena Perales Guerra (alcaldesa de Tampico), se auto promueve, no sólo para repetir en el cargo, sino para acceder a otra posición en el Gobierno estatal, cuando su quehacer local lo rechaza frontalmente el conglomerado.
Y más al enfrentar cargos judiciales por acoso sexual.
Escenarios inciertos
Nunca, como ahora, aquí en Tamaulipas, asomó tanta incertidumbre.
Al menos no, en el terreno electoral, respecto al tricolor.
El pelotón de aspirantes al Congreso de la Unión, y por consiguiente el prematuro ‘auto-destape’ de cualquier cantidad de actores que codician ser alcaldes, o repetir en las presidencias municipales, sumados a la ‘amenaza velada’ de los chaqueteros de mudarse a la oposición, anima conjeturas no confiables sobre lo que viene.
Y menos cuando en la palestra asoman rostros harto conocidos por su inclinación al oportunismo.
Hace días le comenté sobre los actores que podrían ser nominados al Senado de la República, en unos días más.
Y lo confirmo ahora, luego de recodarle que:
Durante años fue costumbre que los nominados le ‘acarrearan’ votos a su candidato presidencial (o viceversa). Hasta el 2000, cuando Vicente Fox Quesada ganó la justa federal y cayera en desuso esta teoría, pues los dos escaños de mayoría relativa, se los adjudicaron Laura Alicia Garza Galindo y Óscar Santiago Luebbert Gutiérrez.
Seis años después (2006) Acción Nacional (PAN) nuevamente ganó la Presidencia de la República con Felipe Calderón Hinojosa y obtuvo por vez primera ambas posiciones senatoriales, en beneficio de dos actores que en la justa electoral nunca hicieron campaña: José Julián Sacramento Garza y Alejandro Galván Garza, haciéndoles ‘morder el polvo’ a (los priistas) Amira Griselda Gómez Tueme y José Manuel Assad Montelongo impuestos por el entonces gobernador, Eugenio Javier Hernández Flores, aunque ésta por ir en la primera posición de la fórmula llegó al Senado por primera minoría.
En 2012, Enrique Peña Nieto recuperó la jefatura del Poder Ejecutivo y en la elección senatorial, de nueva cuenta el PRI sucumbió –llevando como candidatos a Manuel Cavazos Lerma y Anastasia Guadalupe Flores Valdés (‘sacrificada’ por jugar en segunda posición)–, ante la fórmula integrada por Francisco Javier García Cabeza de Vaca y Maki Esther Ortiz Domínguez.
Ambos se fueron del Senado para buscar las candidaturas al Gobierno estatal y al ayuntamiento de Reynosa, respectivamente –y ganaron–, por lo que a partir de su desprendimiento legislativo, Sandra Luz García Guajardo y Andrea García García (sus suplentes) asumieron la titularidad, pero sin el brillo de sus antecesores.
Y lo prueba el hecho de que su actuación legislativa ha sido gris.
En los mentideros políticos, aseguran que serían Gerardo Peña Flores y Omeheira López Reyna quienes integren la fórmula albiceleste al Senado porque ambos son colaboradores muy cercanos al mandatario y, por tanto, le representarían en la Cámara alta fuerte presencia a partir del 2018, toda vez instalados en el Senado.
Él despacha actualmente como secretario de Bienestar Social.
Y ella, es directora del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF-Tamaulipas).
No obstante Jesús Nader Nasrallah (secretario de Administración), y el coordinador general jurídico (Abelardo Perales Meléndez) son prospectos a jugarse. Igual que Lydia Madero García.
Por parte del Revolucionario Institucional (PR), surgen (en primer sitio) Edgardo Melhem Salinas, Enrique Cárdenas del Avellano y Óscar de Jesús Almaraz Smer, aunque la posición la reclamen Ramiro Ramos Salinas, Luis Alejandro Guevara Cobos y hasta Marco Antonio Bernal Gutiérrez.
Y, por derecho propio (la equidad de género), aparecen Mercedes del Carmen Guillén Vicente y Aída Zulema Flores Peña. Pero, también, hacen ‘talacha’ Monserrat Alicia Arcos Velázquez y Yahleel Abdala Carmona.
En cuento al Movimiento Regeneración Nacional (Morena), la pelea es entre Américo Villarreal Anaya y Héctor Garza González (a) ‘El Guasón’, en virtud a que no asoma otra figura cercana al propietario del partido. Y por lo que tiene qué ver con la cuota femenina, aparecen dos guerreras sociales: Norma Leticia Salazar Vázquez y Lázara Nelly González Aguilar.
En fin… ya falta menos para esperar las definiciones.
Incertidumbre
A casi seis meses de celebrarse los comicios para elegir a nueve diputados federales de mayoría relativa, aquí en Tamaulipas se percibe un ambiente que podría arrojar resultados electorales inesperados.
No sólo por el comportamiento ciudadano del momento, sino porque el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) podría convertirse en una de las primeras fuerzas políticas, ante el debilitamientos priista.
Además, por el conflicto interno que vive el membrete del Sol Azteca.
Esta aseveración igual encuentra sustento en el hecho de que aquí en tierra cueruda nada está dado. Y, también, en un matiz de izquierda, desde la fundación del Partido Socialista Fronterizo (PSF), que implantó otrora su feudo tanto en las zonas petroleras de Reynosa y Madero como en los centros agrícolas del bajo Río Bravo, bajo Río San Juan y la región de Abasolo-Padilla-Jiménez.
Además es harto notorio el arraigo que tienen algunos de los nuevos ‘morenazos’ en la región sur del estado, a raíz de que el membrete del Sol Azteca perdió presencia merced a sus conflictos internos.
Sin embargo debo aclarar: todo sin ninguna promoción de la dirigencia ni de la militancia estatal de Morena (¿la hay?), pero con un agregado muy interesante: el de los perredistas, o, mejor dicho, el de los beneficiarios de la izquierda, cuya ambivalencia y dobleces se han encargado de enfermar al partido del Sol Azteca, otra vez, y hacerlo caer en cama víctima de un padecimiento político-electoral que se antoja crónico.
Igual ha ocurrido en el PRI.
Quizá por lo anterior en el CEN del tricolor sigan pensando que las deslealtades de unos no justifican la impunidad de otros. Y aunque han sido muchas y contradictorias las declaraciones de quienes manipulan el membrete tratando de eludir su responsabilidad en este proceso electoral de Tamaulipas, no por ello son ajenos ni están libres de pecado, al menos que en verdad se pusieran a trabajar para recuperar la fortaleza priista.
De otra forma, tarde que temprano habrán de pagar sus culpas.
Esto, repito, a seis meses de la elección, cuando los observadores han pronosticado un fracaso estrepitoso del perredismo y del priismo –así como la conservación de la ultraderecha en el poder–, como el fortalecimiento de los simpatizantes del mentado ‘Peje’.
Decisión centralista
Aun cuando los momios favorecen a Morena en este proceso comicial, son pocas las posibilidades que tiene de ganar los escaños y curules en’ juego’ porque, simple y llanamente, su presencia territorial es harto discutible
De cualquier modo la conformación de las fórmulas conlleva riesgos, en caso de que la decisión no esté a cargo de gente experimentada que conozca la entidad, el panorama político doméstico y la problemática que se presenta en todos y cada uno de los distritos electorales.
Sobre todo si ahora, como en el pasado, ‘El Peje’ autoriza sin conocer el estado todas y cada una de las candidaturas, perdiendo así credibilidad, confianza y hasta simpatizantes.
A esto obedece que, desde hoy, en toda la geografía estatal se palpen fracturas graves hacia el interior de ese órgano político, pues ya en pleno rejuego electoral los responsables municipales del membrete andarían más ocupados en descalificar a sus detractores del mismo partido (¡uf!), que en atender escrupulosamente a todos los grupos de interés que reclaman derechos (léase candidaturas), por lo que aquí el espectro del autoritarismo se enseñorea y hasta amenaza con imponer candidatos plenamente identificados con el tabasqueño, al costo que sea, sin tomar en cuenta a la base, a los cuadros, que, aunque leales a su partido, también piden una oportunidad al encargado del membrete.
Así de grave es el divisionismo que registra Morena, donde subyace la advertencia de propinar al partido en el poder el voto de castigo el proceso, si acaso fuere ratificada la sospecha de la imposición.
¡Bah!
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