Miguel Ángel Osorio Chong recibió homenaje de estado al renunciar como titular de la secretaría de Gobernación. Fue un acto apoteótico encabezado por el presidente Peña Nieto donde no quedó duda de que el ex funcionario podría estar llamado a tareas importantes dentro de su partido.
Si bien hasta ahora se ha dicho que va por una senaduría algunos voceros oficiales le empiezan a ver como relevo en la candidatura presidencial. Es una filtración informativa al estilo del sistema que de alguna manera prepara a la opinión pública para, en caso de concretarse, no signifique sorpresa.
El columnista considera que el majestuoso acto que prácticamente reunió a la república el miércoles anterior bajo el pretexto de anunciar la expedición de actas de nacimiento “en línea” debe verse desde dos ángulos. En primer lugar presentarlo como el servidor público “más sacrificado” y por lo tanto el de más merecimientos. (Hace tiempo que no se observaba a la burocracia política puesta de pié aplaudiendo a quien ahora aparece casi, casi como “el niño héroe del sexenio”).
Por otra parte como que el sistema estaba (o está) en deuda con Osorio Chong después de que, contrario a la opinión de la mayor parte del priismo, no resultó señalado por “el dedo mayor” a la hora de decidir la candidatura presidencial.
Fue todo un espectáculo ver que hasta Peña Nieto rendía tributo quizá al más fiel, disciplinado e institucional de sus colaboradores el cual con humildad lo agradecía. En serio, fue de película.
El asunto es que Osorio Chong ya está disponible para lo que guste y mande su partido en tanto que a José Antonio Meade la preocupación le ha de calar hasta la médula.
Y es que el probable cambio de candidato tricolor ya no suena a fantasía sino está cerca de la realidad cuando “está científicamente demostrado” que el ex secretario de Hacienda nada más no levanta y por el contrario, pareciera que cada día más le pesa la negra historia del partido que adoptó tal vez sin desearlo.
El homenaje rendido al ex secretario de Gobernación es al mismo tiempo el aval que requería para convertirse en candidato en respuesta al sordo reclamo de la burocracia política hacia Peña Nieto quien debió leerlo entre líneas y aceptar el error de imponer a un experto en perjudicar a las mayorías. (La paternidad de los gasolinazos de Meade y sus consecuencias, entre otros pecados capitales, son de los que no tienen perdón social).
Escondrijos electorales
El columnista confiesa su ignorancia en torno de la modalidad de la ley respecto de los ordenamientos para cambio de candidato (o precandidato en este caso), sin embargo está cierto que las autoridades electorales siempre estarán listas para actuar en consecuencia y no faltará acuerdo que justifique lo que así convenga.
Aquí cabe la inquietud sobre la dificultad de la sociedad civil para obtener información electoral con la solvencia que merece cualquier práctica democrática. Usted dirá que lo más fácil es acudir a los medios electrónicos o las páginas correspondientes y está en lo cierto, pero ¿qué porcentaje puede tener acceso?.
Pero además ni cómo negar que el regateo informativo sigue siendo la más fea de las costumbres durante cualquier proceso electoral.
Lo ideal sería que la ley electoral y todo lo que a ella concierne estuviera siempre a disposición de la ciudadanía en lugares públicos con personal encargado de explicar y aclarar cualquier duda, pero resulta que por el contrario, como que dicho material entre más escondido, mejor…aquí es donde nace la primera sospecha.
Igual sucede con la Constitución y los mentados derechos humanos. Y ni modo que sea invento. ¿Por qué tanto misterio?, ¿qué esconden o tratan de ocultar?. Pero, ¡oh, insensatos ya verán que todo cambiará con “ya sabes quién”!.
*El autor es Premio Nacional de Periodismo 2016.