CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Tampico, Altamira, Reynosa, Matamoros y Nuevo Laredo forman parte de la geografía del tráfico de mercancías en el mundo. Las dos primeras ciudades han sido enclaves importantes para la llegada y salida, vía puertos marítimos, de toneladas de droga, afirma la compañía estadounidense Stratfor.
Por ello, desde el año pasado, se tomó la decisión de que fuera la Marina Armada de México la encargada de controlar y proteger las instalaciones portuarias mercantes del país.
Tamaulipas, por su frontera al norte y con el Golfo de México, destaca en el panorama continental del contrabando de drogas. A partir de la última década de los ochenta, la entidad es considerada el eslabón obligado de los cargamentos que entran por Chiapas o Cancún para trasladarlos a Veracruz, con el objetivo de subir a la frontera.
El Departamento del Estado norteamericano determina que México es el principal país proveedor de drogas de los Estados Unidos. La corrupción es la herramienta que más y mejor utilizan los criminales para corromper a las autoridades encargadas de combatir el trasiego de millones de toneladas de narcóticos.
En su informe anual, la firma Stratfor especifica que los estupefacientes recorren el territorio mexicano por 27 rutas internas y 7 internacionales. Los corredores de cocaína, mariguana y efedrina fueron localizados por analistas norteamericanos, quienes entregaron la información al Senado.
Stratfor señala que los cárteles de Colombia, Venezuela y Brasil envían sus cargamentos de cocaína en dos rutas. La primera es Cancún o Tabasco-Oaxaca-Yucatán y después, vía marítima, a Veracruz, Tampico y Reynosa. Los paquetes que entran por Chiapas se trasladan a Veracruz-Tampico o Guerrero y, por mar, a Puerto Vallarta, Jalisco-Mazatlán y Culiacán, Sinaloa. Una variante de ésta última es llegar directamente a Acapulco o Michoacán y concluir en territorio sinaloense.
La mariguana solamente tiene dos trayectos. En el oriente se detectó que sale del norte de Veracruz hasta Laredo, Texas, cruzando por la carretera costera de Tamaulipas o internándose por la Huasteca. El otro parte de los campos de siembra en Durango y Sinaloa inmediatamente a la nación estadounidense.
De acuerdo con el informe de la consultora, Tampico ha jugado un papel crucial para el tráfico por tierra y mar de todo tipo de drogas. En la Ciudad de México nace un camino crucial que pasa a Tampico con destino final de McAllen, Laredo y Del Río. La segunda surge en Culiacán y se extiende hasta Badiraguato para ramificarse a Ciudad Juárez, Douglas, Nogales, Mexicali y Tijuana, en los estados de Chihuahua, Sonora y Baja California, respectivamente.
Testimonio y decomisos reveladores
Hace 21 años organismos internacionales especializados en el fenómeno mundial de las drogas anticipaban el tráfico de droga por barcos y lanchas que descargaban en distintos puntos de la costa tamaulipeca. En un reportaje el periodista Carlos Fazio cita la declaración de Carlos Jurado, acusado de introducir 50 toneladas de cocaína a Estados Unidos. El hombre contó a autoridades estadounidenses de tres ranchos en Soto la Marina, donde llegaba la droga colombiana antes de enviarla al norte.
En el 2000, el gobierno federal exhibió parte de las testificaciones de Hugo Baldomero Medina Garza, operador de San Fernando y Tampico, que trasladaba cargamentos provenientes de Guerrero, Quintana Roo, Veracruz y otras entidades a Tamaulipas.
Los reportes de la Federación mostraron que el hombre adquirió una flotilla de barcos rápidos para traficar cocaína por el Golfo de México. En los informes oficiales quedó detallado cómo escondían la droga en plataformas de las embarcaciones que llegaban a Tampico desde Colombia, y después era trasladada vía carretera hasta la frontera con Estados Unidos. Los camiones cargados con droga transitaban por Altamira, Madero y Miguel Alemán.
Siete años después, elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) realizaron un decomiso histórico, por la cantidad de cocaína, y revelador porque exhibió el poder de los criminales para someter, con dinero o fuerza, a funcionarios aduanales y portuarios.
La noche del viernes 5 de octubre, soldados se enfrentaron con sicarios y aseguraron 11 toneladas 720 kilogramos de cocaína dentro de una bodega, ubicada en el límite de Tampico y Altamira. La droga venía empacada en 10 mil 547 paquetes ocultos entre sacos con harina de plátano que llegaron en dos contenedores al puerto de Altamira el 30 de septiembre de 2007.
La investigación de la entonces Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) determinó que la cocaína asegurada fue enviada por la empresa colombiana R-Asimex Ltda. La mercancía legal e ilegal fue recibida en dos contenedores, uno fue liberado del recinto fiscal con los trámites formales, pero otro fue robado del lugar por el crimen organizado; éste último fue el que incautó la Sedena.
La Administración General de Aduanas informó que la firma colombiana envío 4 cargamentos, con 54 toneladas de harina de plátano cada uno, por la aduana de Altamira de junio a octubre de 2007. Esto significa que en cuatro meses, introdujo 8 contenedores con un total de 216 toneladas de harina de plátano a México; sin embargo, la Procuraduría General de la República (PGR) nunca dijo si en las demás cargas hubo droga.
El administrador general de la aduana, Felipe Zamora Álvarez, once funcionarios y 16 policías federales de caminos fueron detenidos por dicho caso. Zamora y nueve coacusados fueron sometidos a juicio. Dos años después de las aprehensiones, el exjefe aduanal quedó en libertad.
Pasaron ocho años para que el gobierno federal informara de una nueva incautación en el puerto de Altamira. El 21 de septiembre de 2015, elementos de la Marina Armada de México aseguraron 169 mil 520 kilogramos de cocaína en un buque procedente de Alemania.
La droga estaba distribuida en 150 paquetes que se encontraban ocultos en cinco maletas dentro de un contenedor del buque “Monte Oliva”. Binomios caninos detectaron la sustancia en el área de revisión de la terminal marítima. La Procuraduría General de la República (PGR) recibió los paquetes y abrió la averiguación previa.
Rompiendo con el silencio del gobierno y después de 3 cargamentos de cárteles mexicanos decomisados en Italia, el teniente coronel Vincenzo Caruso, jefe del cuartel de Gioia Tauro de la Guardia de Finanza, aseguró que las autoridades de Europa clasificaron a los puertos de Veracruz, Altamira y Manzanillo como embarques de riesgo.
El director de la Administración Portuaria Integral (API) de Altamira, José Carlos Rodríguez Montemayor, ha permanecido en el puesto durante 4 años con 5 meses.
Anteriormente estuvieron José Julián Dip Leos y Alejandro Gochicoa Matienzo, éste último fue relevado del cargo tras el hallazgo de las 11 toneladas 720 kilogramos de cocaína.
SEMAR toma puertos
En 2016, los senadores aprobaron reformas para que la Secretaría de Marina Armada de México (Semar) tomara el control de las capitanías de puerto. A mediados del año pasado, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) transfirió la rectoría de las 103 capitanías de puerto a la dependencia naval.
En Tamaulipas, el capitán Gabriel Angel Carreón Pérez es el jefe de la Capitanía Regional de Puerto de Tampico. Él coordina a los capitanes de los puertos de Altamira, Matamoros, La Pesca, Santiago, Nuevo León, y Presa Falcón, Oscar Miguel Ochoa, Enrique Gómez González, Ricardo Baldemar Medrano, Felipe Nery Lara García y Héctor Alonso Vela, respectivamente.
La Fundación InSight Crime resaltó la decisión del Senado. “Ante la ausencia de la Marina, los puertos de México se han convertido en un lugar cada vez más atractivo para los grupos del crimen organizado y sus actividades ilegales”, escribió el analista de la organización Parker Asmann.
El titular de la Semar, Vidal Francisco Soberón Sanz, sostuvo a El Universal que los puertos de México han tenido problemas con el crimen organizado y el tráfico de drogas, personas, dinero y armas “por 20 o 25 años”. La primera acción tras recibir los puertos fue el aumento de las revisiones de buques extranjeros, para cumplir con el convenio de Viña del Mar.
El programa piloto comenzó en 2015, cuando asumió el control primero del puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán; y después de Manzanillo, Colima, sitios donde incrementó el arribo de cocaína, precursores químicos para la elaboración de drogas sintéticas y tráfico de metales.
El puerto de Altamira y seis terminales más quedaron dentro del plan para incrementar las inspecciones. Empero, en Tamaulipas no fueron considerados las instalaciones de Tampico, La Pesca y Matamoros, puertas de entrada que se mantienen abiertas para el tráfico de drogas.