CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- En 1744, un año después de que Ríos Carrillo asentó el nuevo pueblo de San Lorenzo de Jaumave, la población fue visitada por don José de Escandón, quien había conquistado la Sierra Gorda queretana y ahora desempeñaba el encargo de reconocer el estado en el que se encontraban las viejas misiones de la custodia de Río Verde. Durante su permanencia en el lugar, alentó a los vecinos a permanecer congregados e incluso les autorizó dotaciones de agua. Al poseer pleno conocimiento geográfico de los valles de Tula y Jaumave, el coronel Escandón pudo planear con bases firmes la colonización de lo que posteriormente se convertiría en Tamaulipas.
Años después, al tiempo de la consumación de la independencia, Jaumave pertenecía a la cabecera del Partido de Tula, de acuerdo a la división administrativa de la nueva
entidad de Santander en 1822, contando con una población de 3, 243 habitantes. Para 1825 ya era parte del Partido cuya cabecera era Palmillas, ya dentro de la estructura del estado de Tamaulipas.
En el gobierno local la figura de don Matías Guillén seguía predominando, al trascender del régimen colonial al nuevo orden nacional como alcalde de esa población. Incluso Guillén ostentaba el grado de teniente de caballería en la milicia cívica de Tamaulipas, por lo que fue como tal, le fue ordenado prestar servicios a la patria en la guerra con Texas, a lo que se opuso, causando un tumulto en Jaumave cuando se intentó obligarlo a cumplir sus deberes militares.
El sabio Jean Louis Berlandier, quien en los primeros años del México independiente visitó Tamaulipas, describió a la villa de Jaumave de la siguiente manera:
“[…] es una villa, cuya población es agrícola, y la que se dedica particularmente al cultivo del maíz que le produce el temporal ciento por uno, y solo sesenta en los terrenos de regadío. Rara anomalía. Los plantíos no tienen ningún carácter de fertilidad: en ellos se ven algunas plantas de tierras estériles. El terreno es pedregoso y seco, pero regado por numerosos arroyos que escurren de las montañas… los montes son redondeados y casi sin verdura.”
Durante la administración estatal de don Francisco Vital Fernández, éste se preocupó por abrir un camino entre Ciudad Victoria y Jaumave. Para tal efecto considero la utilización de la fuerza de los reos, vagos y viciosos incorregibles, canalizados por los alcaldes de los pueblos.
El 19 de enero de 1843 se hizo cargo interinamente de la parroquia de la Inmaculada Concepción de Jaumave, el famoso cura Ramón Lozano, pasando a ser el cura propio el 29 de junio de 1844. Dejó el cargo el 12 de marzo de 1846, siendo su sucesor el presbítero José de Jesús Rodríguez.
A principios de 1853 las autoridades de Jaumave desconocieron al gobernador Ramón Prieto, sujetándose al gobierno de don Rafael Chovel como gobernador interino.
El 29 de julio de 1854, a las ocho de la mañana, se retiró de Jaumave una fuerza simpatizante del “Plan de Ayutla” procedente de Ciudad Victoria, por lo que don Gerardo Alonzo, legitimo Juez de Paz por no encontrarse el señor comisario municipal, don Juan Faustino Rangel, y no queriendo llevar por más tiempo la mancha que en el pueblo imprimió la fuerza pronunciada, convocó al vecindario, manifestándole que sí el día 21 la autoridades de la villa establecidas por el gobierno legítimo de su alteza serenísima el general Antonio López de Santa Anna, habían secundado a los levantados de Victoria, había sido porque estaban amagados ante sus fuerzas ya que el pueblo
caricia de elementos necesarios para repelerlos. De tal manera que una vez marchadas esas fuerzas de la población, reconocían de nueva cuenta al gobierno supremo de México.
Pero no solo las turbulencias políticas afectaron el dinamismo que antes se vivía en la villa de Jaumave, sino la competencia en el mercado de granos, especialmente el maíz, que ahora se comenzaba a cosechar en otras regiones vecinas.
En esos años la población disponía de un palacio municipal, con su cárcel respectiva y una plaza pública en su frente, como también allí se ubicaba la parroquia, reportándose la existencia de una capilla y un cementerio. También había una escuela primaria gratuita para varones, que costaba mantener 248 pesos al año, con 25 alumnos.
El comercio era entendido por cuatro tiendas mixtas. Había también dos carpinterías, una curtiduría, dos fábricas de vino mezcal, una herrería, un obraje y una zapatería.
Como empleados de la administración pública local, las estadísticas de aquellos años mencionaban a tres funcionarios, un empleado de justicia, otro de policía, un empleado municipal y un campanero. En la Iglesia se desempeñaba un cura secular y un sacristán.
A mediados de 1864 Jaumave fue ocupado por el general juarista José María Carvajal, quien se situó en el lugar por algún tiempo, pero ante las ordenes tajantes del general Juan Nepomuceno Cortina de que lo obedeciera, acabo por desalojar la villa, que pronto varia desfilar por sus calles a las tropas del general imperialista Tomas Mejía, que con gran esfuerzo cruzó en solo nueve días con un ejército completo a traes de la Sierra Madre tamaulipeca, en su camino hacia Matamoros, llevando a cuestas doce cañones y veintinueve carros.
Al imponerse el gobierno imperial, el Cuarto Distrito pasó a formar parte del Departamento de San Luis Potosí. Pero este orden no pudo sostenerse mucho tiempo y para el verano de 1865 el jefe republicano Pedro J. Méndez encabezó una decidida contraofensiva sobre Tula, tras ocupar previamente Victoria, por lo que el avance sobre Jaumave y Palmillas representó un puntal para apoderarse de la cabecera del Distrito. Las batallas entre juaristas y leales a Maximiliano seguirían en la región, hasta que finalmente
los imperialistas se retiraron en la primavera de 1866.
Una vez reestablecida la republica el pueblo de Jaumave estuvo sujeto por las siguientes dos décadas a la influencia hegemónica de don Nieves Hernández. Oriundo de esa población, se comienza a tener noticias de él en 1868, al ser aliado al movimiento que impulsa el coronel Servando Canales contra el gobernador Juan José de la Garza. Y es que a fines de ese año, al frente de una gavilla de unos veinte hombres, plagio al teniente coronel Trinidad Castillo y robó varias tiendas del pueblo, entre ellas la del alemán Nordahousen. Alarmado el gobierno del presidente Juárez, instruyó al general Mariano Escobedo tomar providencias en todo Tamaulipas, ordenando que el 5° Batallón de línea se situara en Jaumave, a fin de evitar incursiones de los rebeldes.
Con el arribo de Canales a la gubernatura, Nieves Hernández estaba en consonancia con el nuevo orden político de la entidad, en cuyo tiempo debió adquirir propiedades en un solar natal, particularmente el predio de la Joya de Salas y los terrenos donde fincó la hacienda de San Vicente, situada al oriente de la villa de Jaumave. En 1876 se sumó a la cargada a favor de Porfirio Díaz, lo que reafirmó su presencia caciquil, siendo avalado su rango de coronel del ejército mexicano.
En junio de 1883 el ayuntamiento de Jaumave propuso al gobierno de Tamaulipas la creación de un plantel en esa localidad que se llamaría “Escuela de Jurisprudencia”, misma que estaría bajo la dirección de don Ramón Lozano.
Existen evidencias documentales que dan constancia de la prepotencia y abuso que ejerció don Nieves en Jaumave. El cobro de peaje o esquilmo a los viajeros que transitaban en el valle de Jaumave, así como el abigeato, son uno de los tantos cargos que se le hicieron al cacique. Pero el hecho público más relevante en el que se vio inmiscuido, fue cuando asesinó a su amante junto a uno de sus sirvientes, ya que sospechaba de sus amoríos. Pero nadie en el pueblo se atrevía a decir nada.
Otro de los factores que marco el fin de ese cacique, fue la llegada del general Blas Uvalle, jaumavense quien había servido bajo el mando de Pedro J. Méndez, y como en un
pueblo tan chico como Jaumave no podían caber dos personalidades fuertes, sus diferencias comenzaron enseguida, por lo que Nieves Hernández fue movido en comisión militar a Matamoros. Su buena estrella terminó al finalizar el siglo XIX, pues perdió la confianza de don Porfirio, cayendo completamente en desgracia, muriendo preso en la penitenciaria de Santiago Tlatelolco en la Ciudad de México.
Hacendados de Jaumave cuando había bonanza
Camino Nacional, a su paso por el cañón de La Mula
La plaza de Jaumave a principios de 1900
Inauguración del tramo, Victoria-Jaumave